Programadores despedidos cuentan la verdad sobre la IA: “En cuanto pudo, lo hizo”

Date:

No hay duda de que la inteligencia artificial ya no es solo una promesa a medio plazo ni una amenaza lejana, sino una realidad que está empezando a reemplazar personas por algoritmos en el mercado laboral. No siempre porque lo haga mejor, sino porque muchas empresas la utilizan como excusa para recortar plantilla.

Lo llaman eficiencia, pero detrás de ese término se esconden despidos masivos y decisiones que tratan a las personas como simples números en una hoja de cálculo. Al final, lo que hace apenas unos años era una novedad —un sistema que ayudaba a redactar correos o a resumir documentos— ha evolucionado a una velocidad inesperada

Hoy, la IA generativa escribe código, genera estrategias de marketing, responde al cliente e incluso toma decisiones que antes pasaban por los humanos. Esta evolución ha traído consecuencias inmediatas, con cientos de trabajadores despedidos, y no porque cometieran errores. Simplemente, porque se utilizó un chatbot y fue más eficiente.

Robot con IA maligno

La IA está comenzando a ser una amenaza para los puestos de oficina

Muchos de quienes han perdido su trabajo en los últimos meses han vivido lo que solo puede describirse como una ironía cruel. Formar parte del proceso de implantación de la IA en sus empresas, solo para ser sustituidos después por ese mismo sistema que ayudaron a desarrollar. 

Programadores con años de experiencia, que lideraban proyectos y eran considerados piezas clave en sus equipos, han acabado buscando empleo en sectores ajenos o recurriendo a trabajos de reparto para llegar a fin de mes. Algunos enviaron cientos de solicitudes sin éxito, mientras las vacantes se reducían al mismo ritmo que aumentaba la automatización.

Uno de ellos explicó con claridad la paradoja, donde la IA era más rápida que él escribiendo código, sí, pero seguía sin saber cómo enfrentarse a un problema nuevo e inesperado. Y aun así, bastó con que la empresa viera una oportunidad de ahorro para prescindir de él. El criterio ya no era el valor humano, sino la capacidad de reducir costes en tiempo récord.

También han caído puestos fuera de la programación. Por ejemplo, en departamentos como recursos humanos, empleados con años de experiencia fueron apartados de forma inmediata. El sistema automatizó sus funciones de gestión, filtrado de currículums y respuesta básica. 

La empresa no esperó a formarles en nuevas tareas ni a aprovechar su conocimiento. Simplemente, los reemplazó, alegando que ya no eran necesarios. La sensación general fue la de una traición, sobre todo porque muchos confiaban en que la IA llegaría para ayudar, no para quitar puestos de trabajo.

Es importante mencionar que ni siquiera los sectores con alto componente especializado se están librando. En el ámbito de la traducción de idiomas, por ejemplo, algunos profesionales llevan más de un año sin recibir encargos. Clientes habituales han empezado a confiar en sistemas como ChatGPT, convencidos de que el resultado es suficientemente bueno, pero no lo es. 

Las herramientas de IA pueden ser rápidas, pero también cometen errores que, en contextos como el sanitario, tienen consecuencias reales. Errores de interpretación, matices mal traducidos o referencias clínicas mal aplicadas que un profesional humano jamás habría pasado por alto.

Quienes antes vivían de traducir documentos ahora ven cómo su experiencia ha quedado arrinconada por herramientas que no entienden del todo lo que dicen, pero que resultan, al menos sobre el papel, más baratas. El problema es que, cuando se pierde la calidad, nadie se hace responsable. Y el daño ya está hecho

Inteligencia artificial y trabajos

Eficiencia, sí. Pero, ¿a qué precio?

No todas las decisiones que están dejando a miles de personas sin trabajo tienen que ver con el rendimiento de la IA. Según expertos en análisis del mercado laboral, muchas de estas sustituciones no se hacen porque el chatbot funcione mejor, sino porque da buena imagen financiera. 

La IA no pide vacaciones, no enferma, no exige salario justo ni plantea conflictos laborales, es por esta razón que resulta tan cómoda para los empresarios. Pero esa comodidad tiene un coste, y no es técnico, ni financiero, sino que es humano.

Ya hay quienes hablan de una crisis en un escenario en el que se despide masivamente a los trabajadores por una confianza exagerada en sistemas inteligentes que aún no están listos para asumir determinadas responsabilidades. 

Las empresas que avanzan hacia la automatización descontrolada están apostando por un modelo que premia el crecimiento inmediato, aunque eso suponga renunciar a la innovación real. Porque la creatividad, la intuición o el juicio crítico aún no se enseñan en modelos de lenguaje

Conoce cómo trabajamos en ComputerHoy.

Etiquetas: Inteligencia artificial, Programación

Share post:

Subscribe

spot_imgspot_img

Popular

Relacionados
Relacionados