EL NUEVO DIARIO, LOS ÁNGELES.- El consumo de opioides está ligado a un alto número de infecciones cardíacas, algo que afecta principalmente a consumidores de analgésicos con un promedio de edad de 38 años y es una «epidemia nacional», aseguró este miércoles la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por su sigla en inglés).
Un informe presentado este miércoles por la AHA y cuya investigación tomó 14 años, señala que «cerca de 34.000 personas reciben tratamiento cada año por endocarditis infecciosa».
Se trata de una condición originada por hongos o bacterias en la sangre que «está afectando de manera especial a personas que consumen opioides».
«La endocarditis infecciosa relacionada con el abuso de drogas es una epidemia nacional», aseguró Serge Harb, autor principal del estudio, quien señaló que esta infección ataca las paredes internas de las válvulas del corazón.
«Estos pacientes están entre los más vulnerables -jóvenes y pobres- y también con frecuencia presentan VIH, hepatitis C y abuso de alcohol», agregó el investigador.
Para elaborar este reporte, se analizaron cerca de 1 millón de personas de la Muestra Nacional de Pacientes Hospitalizados, que supone una amplia base de datos con la que se consiguió evaluar a personas con infecciones del corazón relacionadas con el abuso de drogas.
Durante los 14 años del estudio los investigadores encontraron que el índice de prevalencia de infecciones cardíacas relacionadas con el abuso de drogas se duplicó, al pasar del 8 al 16 %.
Todas las regiones geográficas del país mostraron incrementos, aunque el alza mayor ocurrió en el medio-oeste, con cerca del 5 % de aumento anual, según el informe, publicado hoy en la revista científica de la AHA.
El promedio de edad de los pacientes adictos a los analgésicos (opioides) que sufren esta infección es de 38 años.
También, estas personas son predominantemente blancas, tuvieron hospitalizaciones más largas -con mayores costos de salud- y el 45 % de ellos está cubierto por el servicio público Medicaid.
De igual forma, estos pacientes fueron más dados a ser operados del corazón y, debido a su relativa juventud, menos propensos a morir mientras estaban hospitalizados.
«Se necesita la implementación de medidas de salud pública a nivel nacional para enfrentar esta epidemia, con programas regionales dirigidos a apoyar específicamente a aquellos pacientes con mayor riesgo», reclamó Harb, quien también es profesor asistente de Medicina de la Clínica Cleveland del Colegio de Medicina Lerner (CCLCM), en Ohio.
Según datos del año pasado suministrados por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), cada día mueren 200 personas en Estados Unidos por sobredosis de opiáceos.
Esta adicción afecta a 4 millones en el país, donde las autoridades intentan poner freno a una sangría que tiene su origen en ocasiones en prescripciones médicas.
La alarma por esta situación llevó al presidente estadounidense, Donald Trump, a declarar en 2017 la crisis de los opiáceos como una emergencia nacional de salud pública y a destinar un fondo de 1.000 millones de dólares para abordarla.