Hemos sabido que esto no es más que una quimera, ya que el sistema está diseñado para que solo unos cuantos lo puedan ser. Solo los de los partidos mayoritarios son los que tienen "el divino derecho" para ser presidente. Y después de ahí, sus hijos y todos sus dependientes son los "herederos de sangre" para repartirse el dinero de los contribuyentes.
En el día de ayer presenciamos un ejemplo inspirador de cómo la diversidad de opiniones puede coexistir en un ambiente de unidad y armonía. Dos grupos dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM), cada uno respaldando a un candidato diferente, se encontraron en el pueblo de Azua con un propósito común: asegurar que el PRM continúe liderando el país durante los próximos cuatro años.