El jefe del Departamento de Política Monetaria del Banco Central, Joel González, reveló que las autoridades monetarias esperan que las medidas de estímulo tomadas recientemente impacten de manera positiva el crédito al sector privado, llevando el crecimiento de un 8%, que está ahora, hasta un 12% en el segundo semestre de este año.
Al participar en el Congreso Internacional de Finanzas y Auditoría (CIFA) y el Seminario Latinoamericano de Contadores y Auditores (Seletca), titulado “Del riesgo a la resiliencia: estrategias clave para la evolución financiera y la auditoría moderna”, González indicó que en la medida en que se disipen los factores de incertidumbre y se sepa cuándo la Reserva Federal va a bajar las tasas, cuáles serán los aranceles definitivos para el resto de las economías del mundo y se tenga más información de lo que pasará con el precio del petróleo, el Banco. Central contará con mayores espacios para tomar medidas adicionales que potencien el dinamismo del crédito.
Una vez superadas estas variables, dijo que el crecimiento económico podría pasar del 2.6% observado al 3.5%, aunque esto dependerá de qué tan rápido pueda aclararse el panorama internacional.
“Lo que haga la política monetaria es crucial en este año, pues la política fiscal (el Gobierno) tiene una restricción presupuestaria bastante fuerte que no le permite implementar política de incremento de inversión pública o gasto. Esto quiere decir que lo que suceda con la política monetaria es lo que va a partir de que la economía se dinamice en un futuro”, sostuvo.
Destacó que no sólo esperan un mayor crecimiento en el segundo semestre del año, sino que el impacto real de estas medidas se sentirán en la primera parte de 2026, por lo que ahí se espera que la expansión del producto interno bruto (PIB) retorne al crecimiento promedio del 5.0%.
A su entender, esto sería posible con una inflación que aún con un escenario en el que el Banco Central daría mayor liquidez, este indicador se mantendría estable dentro del rango meta en los próximos dos años. Este contexto, en todo caso, le daría mayor espacio a las autoridades monetarias para tomar medidas una vez pase la incertidumbre.
Una variable que destaca González es la percepción positiva que sobre República Dominicana tienen los inversionistas internacionales. En este sentido, señaló que el indicador de riesgo país está actualmente en un 2.0%, lo que indica que los inversionistas requieren de un menor retorno de los bonos dominicanos porque son más seguros.
“Obviamente que esto repercute en las tasas de interés con las que se endeuda el Gobierno, pues a menor riesgo país hay mayor afluencia de capitales implica mejores tasas a nivel doméstico”, dijo, al tiempo de resaltar que el riesgo país de República Dominicana se ha desacoplado de América Latina, pues en 2022 estaba en el promedio de la región. Sin embargo, a partir de 2023, con la recuperación de la economía, se percibe que el país es la mitad de riesgoso frente a la región.
Asegura que este escenario favorable se refleja en una inversión extranjera que posiblemente supere los US$4,700 millones, lo que financiaría completamente el déficit de la cuenta corriente.