El boom de los coches eléctricos ha traído consigo una duda que comienza a resonar en las cabezas de muchos: ¿qué va a ocurrir con las baterías cuando terminan su vida útil? Aunque el reciclaje parece ser la solución obvia, los métodos actuales son bastante caros, contaminantes y poco eficientes.
Sin embargo, un grupo de investigadores en China afirma haber creado una técnica que permite recuperar hasta el 99,9% del litio y otros materiales, utilizando glicina como potenciador en un proceso más sostenible. En pocas palabras, y aunque este nombre seguro que a muchos les suena de su día a día, la glicina se encuentra en alimentos ricos en proteínas y suplementos deportivos.
Según los investigadores de la Universidad Central Sur de Changsha y otras instituciones chinas, este compuesto puede sustituir los ácidos utilizados en los métodos actualmente usados para el reciclaje. En su lugar, usar glicina podría permitir crear una “atmósfera de lixiviación suave” que descompone las baterías usadas y hace realmente fácil la recuperación de litio, níquel, cobre y manganeso.
El proceso, al que han denominado “turbohidrometalurgia”, consigue que, en apenas 15 minutos, las baterías pueden descomponerse químicamente para recuperar casi todos sus componentes. Aparte de esto, la gran ventaja es que es menos contaminante y necesita menos energía que las soluciones actuales.
Esto no es solo por el medio ambiente: el dilema del litio y su potencial fin asustan
Lo cierto es que esta potencial solución que aún necesita ser perfeccionada para reciclar baterías no es solo una cuestión ambiental; también es económica. La demanda global de litio se ha disparado debido a ese peso que están ganando los coches eléctricos.
La producción mundial se ha multiplicado por cuatro entre 2010 y 2022, sin embargo, las reservas naturales son limitadas, lo que ha dado pie que muchos expertos ya comiencen a valorar el reciclaje como una alternativa vital.
Los métodos de siempre para el reciclaje tienen sus propios problemas. La pirometalurgia utiliza hornos a temperaturas extremas —hasta 1.500 grados Celsius—, lo que genera grandes cantidades de CO₂ y consume enormes cantidades de energía. Por otro lado, la hidrometalurgia utiliza ácidos que generan residuos líquidos difíciles de gestionar.
Teniendo como base este contexto, lo cierto es que este avance chino con la glicina podría cambiar las reglas del juego. Según un estudio reciente publicado por investigadores de Stanford, reciclar baterías emite entre un 58% y un 81% menos gases de efecto invernadero que extraer nuevos materiales. Además, requiere hasta un 89% menos energía y consume menos agua. El punto importante ahora es escalar estas tecnologías a nivel industrial.
Nuevas alternativas: ¿adiós al litio? Llega la batería de aluminio
Desde luego esto no para y siempre hay diferentes vías de investigación abiertas para evolucionar el coche eléctrico, sus baterías, autonomía e incluso se impulsa la búsqueda de materiales más baratos y menos contaminantes.
En este sentido, una batería basada en aluminio podría ser la próxima gran revolución en el mundo del coche eléctrico. Este material es abundante, más barato y menos contaminante que el litio. Las ventajas son claras: capacidad para cargarse más rápido y su mayor durabilidad. Además, el aluminio es más fácil de reciclar y tiene un menor impacto ambiental durante su extracción.
Empresas como Tesla o Toyota ya están invirtiendo en investigaciones relacionadas con tecnologías alternativas al litio. Si estas baterías llegan al mercado de forma masiva, podrían reducir esa dependencia del litio y hacer realmente sencilla una transición más sostenible hacia la electrificación del transporte.
Sin embargo, esto, de momento, parece que va a tener sus propias piedras por el camino, ya que las baterías de iones de aluminio todavía necesitan mejoras para ser completamente funcionales en el mercado de los coches eléctricos. Uno de los retos principales es incrementar la densidad energética, es decir, la cantidad de energía que pueden almacenar en un espacio reducido.
Otro punto clave es mejorar el ciclo de vida para que no solo duren más tiempo, sino que también sean capaces de ofrecer el mismo rendimiento en condiciones extremas de temperatura y uso intensivo. Sin estas mejoras, su integración en los vehículos podría verse limitada.
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Etiquetas: Baterias, Coche eléctrico, Medio Ambiente