Por Lic. Roberto Canaan.-
La reforma laboral —los cambios propuestos al Código de Trabajo— acaba de entrar a jugar en la misma liga que el Código Penal. O sea, está en el Congreso, pero trancada a banda porque hay dos grupos opuestos que no ceden ni un milímetro en sus posiciones. En el caso del Código Penal son conservadores y progresistas por lo del aborto, y en la reforma laboral son los empresarios y los trabajadores echando el pulso por lo de la cesantía. Por si acaso: la cesantía es la liquidación que les dan a los empleados que son despedidos sin causa justificada.
¿Y eso no estaba resuelto?
Eso había dicho el gobierno. No es desde ahora que ambos bandos están de acuerdo en casi todo. De hecho, ya no hay que hablar más de algunos cambios que van sí o sí, como la creación de un tribunal especializado para resolver pleitos laborales, la regulación del trabajo remoto o las nuevas reglas para el trabajo doméstico. Con la cesantía fue que nunca se pusieron de acuerdo.
Pero a mediados de octubre, parecía que finalmente se había desenredado ese nudo. El ministro de Trabajo presentó su propuesta (que te explicamos aquí), y el gobierno la mandó al Congreso. «La cesantía se queda como está», dijeron en ese momento. Pero los empresarios, que quieren que se busque otra alternativa, como el seguro de desempleo —un fondo al que las empresas les van poniendo dinero todos los meses de a poquito— comenzaron a hacer sus diligencias de inmediato y el proyecto de ley no se mueve ni pa’llá ni pa’cá.
Conmigo no inventen
A pesar de que el gobierno insiste en que el acuerdo es no tocar la cesantía, y que algunos legisladores han salido a decir que eso es innegociable, el empresariado sabe cómo meter presión. Por eso los sindicalistas no quisieron quedarse dormidos, y cogieron para el Congreso a protestar. No muy pacíficamente que digamos, porque lo menos que se voceó ahí fue que «si tocan la cesantía, aquí va a haber candela».
