La investigación, liderada por el experto de ISGlobal y de la Universidad de Oxford Climent Casals-Pascual, se publicó la revista “Scientific Reports”.
El estudio reveló que la insuficiencia cardiaca puede ser un mecanismo de la malaria grave, lo cual, según los científicos, tiene implicaciones en el manejo clínico de este tipo de pacientes.
Casals-Pascual explicó que, a pesar de los logros alcanzados en las últimas décadas, se estima que en el 2016 la malaria causó cerca de medio millón de muertes, la mayoría en niños.
“La definición de malaria grave se estableció para identificar a aquellos niños con mayor riesgo de morir, pero en realidad se trata de una enfermedad compleja y heterogénea que no siempre responde a los tratamientos indicados”, señaló el investigador.
El nuevo hallazgo fue posible con la aplicación de un análisis informático que identificó fenotipos relevantes desde el punto de vista biológico y distintos a los tres tipos definidos actualmente por la OMS (malaria cerebral, dificultad respiratoria y anemia por malaria grave).
Para ello, el equipo de Casals-Pascual hizo un “análisis de grupos basado en redes”, usando datos clínicos de casi 3.000 niños de Gambia hospitalizados por malaria y encontraron que la mortalidad es más elevada en los grupos con fenotipos más heterogéneos.
Además, identificaron cuatro grupos (o “clusters”) de pacientes con dificultad respiratoria y anemia grave en los que el aumento del tamaño del hígado estaba asociado con una mayor mortalidad.
El análisis de proteínas en el plasma de estos pacientes reveló que esto se debe seguramente a deficiencias en la función cardiaca.
“Nuestros resultados indican que la insuficiencia cardiaca debe volver a considerarse como un mecanismo patogénico en la malaria grave y que el tratamiento estándar puede ser inadecuado para estos pacientes”, advirtió Casals-Pascual.
Este tipo de “enfoque de sistemas” a partir de manifestaciones clínicas “puede ser muy útil para identificar nuevos fenotipos y mecanismos, y por lo tanto mejores opciones terapéuticas para enfermedades complejas”, ha añadido el investigador.