El paso fronterizo de Dajabón se ha convertido en la principal vía de escape para ciudadanos estadounidenses y de otras nacionalidades que buscan salir de Haití, tras el llamado urgente hecho por la embajada de Estados Unidos a sus connacionales para abandonar ese país, ante el incremento de la violencia y el control de las bandas armadas.
Cada día, decenas de personas, entre ellos norteamericanos, canadienses, europeos y haitianos con doble nacionalidad, cruzan desesperadamente hacia territorio dominicano con la esperanza de encontrar seguridad, dejando atrás el miedo, la incertidumbre y el sonido constante de las armas en las calles, principalmente de la capital, Puerto Príncipe.
“Vine caminando desde Cabo Haitiano. No es seguro ni siquiera para nosotros que tenemos papeles. Las bandas lo controlan todo“, relató un ciudadano canadiense de origen haitiano, quien pidió mantener su identidad en el anonimato.
Su testimonio refleja la crudeza del momento: personas atrapadas entre el fuego cruzado de la violencia y la desesperación de huir.
Dice que les piden sobornos
El hombre denunció que, tras cruzar el puente fronterizo, son retenidos en garitas por algunos agentes de Migración y otros organismos, quienes —según dijo— aprovechan para exigir sobornos a cambio de dejarlos continuar su ruta. “Nos meten ahí y empiezan a pedirnos dinero. Es indignante”, agregó el mismo ciudadano canadiense.
La escena en la frontera de Dajabón es caótica, pero profundamente humana: madres con niños en brazos, hombres jóvenes con mochilas al hombro, y personas mayores que apenas pueden caminar. Todos llevan el rostro del cansancio y la incertidumbre de una crisis que ha desbordado todos los límites.
La comunidad internacional ha puesto los ojos en Haití, pero los avances son todavía mínimos.
El llamado de RD en la OEA
Este jueves, el canciller dominicano Roberto Álvarez solicitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) que se sume a la solicitud que hizo el secretario de las Naciones Unidas, António Guterres, para que la fuerza multinacional en Haití se convierta en una misión híbrida, que instalar la paz en ese país caribeño.
Guterres plantea que se instale en Haití una oficina integrada que permita a la comunidad internacional brindar un respaldo más sostenido y eficaz, bajo una modalidad híbrida, con una coordinación clara y con financiamiento adecuado.
En ese sentido, Álvarez precisó: “Urge que la OEA se sume a estos esfuerzos como un espacio político de concertación, facilitando el diálogo hemisférico y promoviendo la alineación con estos mecanismos”.
