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Del líder de la tribu a la ayahuasca para occidentales: la historia de los chamanes

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Lo comentamos en otra ocasión, pero en un mundo repleto de neuras y miedos, sigue en auge. Imagine por un momento: un grupo de turistas muy occidentales y muy aventureros, que está pasando las vacaciones más exóticas de su vida en la selva amazónica, deciden completar la experiencia acudiendo a un ritual de ayahuasca, la planta sagrada, la droga de moda incluso entre los famosos.

Ellos no lo saben, pero el ritual que parece tan místico es en realidad una variación del original, pensada para turistas, en donde tendrán una experiencia alucinógena a gran escala, con cantos ícaros, ayuno, vómitos y diarrea incluidos. Eso les permitirá, según cuentan algunos, conocer las verdaderas respuestas. Saldrán de ahí renovados gracias a un chamán que los ha acompañado en todo momento durante el viaje, guiándolos para que no se perdiesen en los recovecos de su propia mente. Volverán a casa dispuestos a contar la experiencia a todo aquel que quiera oírlo.

Los primeros hombres acudían a los hechiceros de la tribu buscando un hechizo protector contra los fenómenos naturales

Los chamanes, aunque en esta ocasión cumplan una función muy específica relacionada con sorprender a los turistas, siempre han existido. Hubo un tiempo en que eran fundamentales para la tribu. Así lo atestigua Luis Bonilla en su obra Historia de la hechicería y las brujas, donde señala que desde los primeros tiempos del ser humano los hechiceros eran imprescindibles; aquellos que han dedicado más tiempo que el resto de la tribu a observar la naturaleza y dedicarse a las prácticas mágicas. El hombre acudirá a ellos buscando un hechizo protector contra los fenómenos naturales o los aspectos de su propia vida.

Imagen presentando figuras de varias culturas que encajan en papeles de chamán. (Wikimedia commons)

El chamán se convertirá en alguien con un poder igual o superior al del propio jefe guerrero de la tribu, pues cada vez se le exige más. Poder para vencer la guerra, para evitar la sequía, para librarse de las enfermedades, para combatir la esterilidad. Este, abrumado, comienza a darse cuenta de la importancia que tiene el influjo personal de la voluntad y gracias a su prestigio supersticioso puede hacer que el pueblo vea lo que él quiere que vea. Le ayudará durante un tiempo, pero su fama también se verá resentida cuando falle en sus promesas y pronósticos.

El mundo está impregnado por fuerzas invisibles de otras dimensiones, el chamán es un intermediario entre esas realidades

No obstante, el papel del chamán en Europa pierde su significado cuando no hablamos de sociedades prehistóricas, porque la magia (y la religión) recorrieron otras sendas; es curioso que en tantas culturas diferentes su papel sea muy similar. Esta figura, como tal, debe tener la facultad de curar, comunicarse con los espíritus, presentar habilidades adivinatorias, usar la proyección astral o incluso alterar los factores climáticos.

El término, proveniente de Siberia y algunas zonas mongolas del centro de Asia para referirse a los sanadores tradicionales, es quizá excesivamente vago para que lo compartan tantas sociedades diferentes. Pero todas ellas tienen algo en común: la premisa de que el mundo que podemos ver está impregnado por fuerzas y espíritus invisibles de otras dimensiones, que coexisten con nuestra realidad y nos afectan. El chamán sería, por tanto, un intermediario entre esos mundos, que puede buscar las respuestas en el mundo sobrenatural, comunicándose con los espíritus y tratando enfermedades que provengan de aquellos que son malignos.

La antropóloga Alicia Kehoe rechaza el término moderno de chamán, puesto que asegura que refuerza ideas racistas

Algunos antropólogos, sin embargo, rechazan que el chamanismo sean los vestigios de una religión extinta proveniente del Paleolítico. Alicia Kehoe, por ejemplo, rechaza el término moderno, puesto que asegura que refuerza ideas racistas como la del buen salvaje. Aseguran que tampoco puede equipararse a una figura religiosa cristiana, puesto que un cura, por poner un ejemplo, mantiene un cierto rango y ocupa un cargo que otros ocuparon antes que él. Sin embargo el chamán, como señalaba Joseph Campbell, ha adquirido su poder como consecuencia de una crisis psicológica personal. Quizá podría equipararse en todo caso a la figura del Nigromante griego. Dependiendo de la sociedad, el chamán adquirirá su poder en sueños, tras una crisis profunda o mediante un ritual.

A día de hoy, la figura del chamán sigue existiendo en algunos países de Asia o Eurasia, pero la figura que prevalece y que vive en nuestro colectivo imaginario es la de ciertas sociedades de América del sur y África. En el caso de Sudamérica, puede existir la falsa idea de que el chamanismo es algo que proviene de una religión del pasado y que, por tanto, puede aunarse en una práctica común. Nada más lejos de la realidad, pues mapuches, aimaras o guaranís, por poner algunos ejemplos, tienen cada uno sus creencias y habilidades.

En las selvas colombiana, ecuatoriana, peruana y boliviana distintas etnias usan plantas como la ayahuasca o el yopo en rituales chamánicos

Si en algo pueden aunarse es en ciertas prácticas comunes como el ayuno o los aislamientos prolongados o la música y cantos repetitivos (la música siempre ha sido parte fundamental de la magia, desde tiempos antiguos). Pero cada etnia y zona tiene sus propias creencias, aunque la versión occidental del chamán que causa furor en Occidente es la de la Amazonía, como decíamos al principio del artículo. En las selvas colombiana, ecuatoriana, peruana y boliviana distintas etnias utilizan plantas como la ayahuasca, el yopo o la coca en rituales chamánicos, dentro de sus prácticas de medicina tradicional. Todo eso se ha distorsionado en los rituales que podemos encontrar hoy en día incluso en nuestro país, sin necesidad de viajar a ningún lado.

Indígenas nativos de la provincia de Para, en Brasil, bailando con máscaras. (iStock)

Así mismo, tampoco en un continente tan extenso como es el africano se puede hablar de una sola figura mágica como la del chamán de la tribu, pese a los mitos. En multitud de comunidades existe la figura del sacerdote oficial, adscrito a los templos y responsable del culto comunitario, pero luego también existen otras figuras diferentes como los lluvieros, los curanderos, hechiceros, brujos o adivinos, que actúan en muchas ocasiones a solicitud particular.

La crisis psicológica, considerada en las sociedades indígenas un rito de paso, en Occidente se consideraría un problema mental

Sorprendentemente (o quizá no), el movimiento New Age se apropió de algunas ideas malinterpretadas del chamanismo, así como de prácticas de las religiones de oriente y de distintas culturas indígenas para formar su amalgama de creencias. Es curioso, quizá, porque en muchos sentidos el pensamiento occidental parece diferir bastante de estas creencias. Por ejemplo: esa crisis psicológica que está considerada en las sociedades indígenas un rito de paso para que el chamán adquiera su posición, en Occidente se consideraría con toda probabilidad un problema mental.

Sin embargo, el secularismo y las distintas crisis a las que nos enfrentamos han propiciado un resurgimiento de creencias que parecían extintas. Tarot, horóscopo, cristales, nos fascina la magia. Y por muy racionales y escépticos que pretendamos ser, el impacto de brujas y hechiceros antiguos y de chamanes actuales todavía resuena en todos los rincones de la Tierra.

Lo comentamos en otra ocasión, pero en un mundo repleto de neuras y miedos, sigue en auge. Imagine por un momento: un grupo de turistas muy occidentales y muy aventureros, que está pasando las vacaciones más exóticas de su vida en la selva amazónica, deciden completar la experiencia acudiendo a un ritual de ayahuasca, la planta sagrada, la droga de moda incluso entre los famosos.

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