El domingo 30 de abril, en un hotel de la capital, en la celebración de la Quincuagésima Novena Graduación de la Escuela Nacional de Locución, su director académico, dilecto colega y querido hermano Carlos Cepeda Suriel, pronunció un discurso, actualizado, que a todos nos dejó impresionados.
El Presidente Ad Vitam de Acroarte e ideólogo de Premios Soberano, abordó de una manera valiente, clara y precisa el tema de La Inteligencia Artificial (IA).
Inició su discurso reiterando la advertencia que desde hace años viene haciendo en torno a que el pensamiento está moribundo, y por ende, la calidad literaria y artística en decadencia; que el descontrolado desbordamiento del tecnicismo, a pesar de la enorme importancia que entrañan los adelantos tecnológicos, nos está llevando a convertirnos en marionetas del mismo y de nuestro propio destino; que el sentimiento se ha vuelto un artículo etiquetado, escurridizo entre anaqueles y gélidos escaparates; y que el castellano, la lengua más hermosa del universo, la de mayor colorido, armonía y sinonimia, ideal para conversar con Dios, ahora languidece.
Con dicho preámbulo, el respetado periodista y locutor pasó a exponer su temor de lo que podría resultar para la humanidad la famosa inteligencia artificial que, por desconocimiento o simplemente por subirnos al tren de un Nuevo Orden Mundial, hoy estamos celebrando y aplaudiendo.
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Su discurso lo centró en el robot humanoide Sophía, que además de pensar, puede sentir emociones y sensaciones.
También en el Chat GPT, un programa especial capaz de redactar textos, desde correos electrónicos hasta tesis de prominentes universidades del mundo; y en Alexa, un robot que desde hace más de una década, atendiendo a comandos, responde a labores domésticas.
Exhortó, ante un público anonadado, ponerle atención a esa herramienta que es la inteligencia artificial, cuyo objetivo es optimizar las muchas capacidades de los seres humanos; la cual se le ofrece al mundo como la oportunidad para que estrechemos la brecha temporal que históricamente nos ha distanciado de novedosos estadios de progreso y evolución.
Dijo que no podemos perder de vista que la inteligencia artificial es la habilidad de una máquina de presentar las mismas capacidades que poseemos los seres humanos en cuanto al razonamiento y el aprendizaje; así como la creatividad y la capacidad de planear y hacer cosas.