Por Lic. Roberto Canaan.-
Después que Marileidy ganó esa medalla de oro en París, muchas marcas y empresas se fueron de boca ofreciéndole regalos de todo tipo. Pero también hubo personas que se unieron al trend, y por eso llamó la atención uno de los ofrecimientos en particular: una casa nueva y amueblada, en los mismos terrenos donde vivió Marileidy con su mamá en Don Gregorio, en Nizao, cerca de Baní. El que prometió eso fue Antonio Carbone, un empresario ítalo-canadiense que le suena de una vez a casi cualquier dominicano, y no solamente por su inconfundible apellido.
Carbone activado
Pero demasiado activado. Carbone es conocido por dos cosas: por haber sido dueño de unos 12 casinos (y de los duros), alrededor de 200 bancas deportivas y otras 1000 de lotería; y por todos los problemas que ha tenido con la justicia.
Después de unos cuantos casos por estafa de los que fue absuelto, finalmente le salió su boleto de 20 años guardado en la cárcel por planificar el asesinato de Fernándo Báez, con quien tenía unos pleitos legales por la administración de la cadena de casinos Dream. Dice la condena que le puso una bomba en el carro, que incluso llegó a explotar, pero Fernando quedó vivo para contarlo. Eso fue en el 2015, pero ya después de solo 9 años, en febrero pasado, salió libre porque el tribunal le concedió un recurso de hábeas corpus; o sea, se determinó que habían violado sus derechos fundamentales y no podía seguir preso.
De ahí para acá se activó de nuevo y dizque ahora hay rodillas temblando, porque Carbone ha sido vinculado también a la mafia italiana en Canadá. En abril se querelló contra Danilo Medina y el diputado Gory Moya, porque entiende que se aprovecharon de todo esto para quitarle bienes que valen más de 580 millones de dólares. Gory, que es quien se habría quedado con todo, es un diputado que tiene un historial bastante complicado con la justicia también.
Y no todos los regalos se cogen
El cuchicheo sobre la supuesta casa subió un cambio cuando el lunes se anunció en los medios que ya habían comenzado a llegar los materiales y los ingenieros para construir la casa y todo. Ahí Marileidy tuvo que publicar un comunicado aclarando que había dicho ‘no, gracias’ a la oferta —incluso desde el mismo lunes, y de manera personal— y que prefería que eso se le diera a alguna fundación o institución sin fines de lucro.
Pero por alguna extraña razón, a Carbone eso le entró por un oído y le salió por el otro. Ayer ya habían derrumbado la casa vieja de manera, y afuera estaba un grupete de obreros haciendo las excavaciones para la dichosa casa nueva, que estaría lista en 10 días. Quizás Carbone solo quiere decir ‘presente’.
