La leyenda dice que, unos instantes antes de morir, un relámpago seguido por un rayo atravesó el cielo. Entonces Beethoven proclamó: “Lástima, demasiado tarde”. Quizá eso es simple terreno legendario, pero lo que sí es cierto es que un tormentoso lunes de marzo de 1827, el compositor alemán falleció después de una prolongada enfermedad. Llevaba postrado en cama desde la Navidad anterior. Había dejado un testamento en el que rogaba a sus hermanos que hicieran públicos los detalles de su condición.
Hoy en día, no es ningún secreto que cumplidos los 40 años, el compositor estaba funcionalmente sordo. Una ironía trágica que, ahora, un equipo de investigadores ha investigado a fondo, analizando genéticamente el ADN en muestras autenticadas de su cabello, informa Science Alert. “Nuestro objetivo principal era esclarecer los problemas de salud de Beethoven, entre los que se incluye una pérdida auditiva progresiva que comenzó a los veintitantos años”, explicó el bioquímico Johannes Krause, que ha participado en el estudio.
La causa principal de su pérdida auditiva nunca fue conocida, ni siquiera por su médico personal. Lo que comenzó como tinnitus cuando tenía 20 años lentamente dio paso a una menor tolerancia a ruidos fuertes y, finalmente, a una pérdida de audición en los tonos más altos (lo que puso fin a su carrera). En una carta dirigida a sus hermanos, admitió estar tan afligido que habría contemplado el suicidio.
Lo que comenzó como tinnitus cuando tenía 20 años lentamente dio paso a una menor tolerancia a ruidos fuertes
Además de la pérdida de audición, el compositor sufrió desde los 20 años fuertes dolores abdominales y episodios crónicos de diarrea. Seis años antes de su muerte aparecieron los primeros indicios de una enfermedad hepática (que fue, en parte, responsable de su muerte relativamente joven a los 56 años). En 2007, una investigación forense sobre un mechón de lo que se creía que era cabello de Beethoven sugirió que el envenenamiento por plomo podría haber acelerado su muerte, o incluso haber sido el responsable último de los síntomas que le costaron la vida. Dada la cultura de beber en recipientes de plomo y los tratamientos médicos de la época que implicaban el uso de plomo, no es una conclusión sorprendente.
Pero el último estudio (publicado en marzo de 2023, ahora se ha realizado una revisión) desmiente la teoría y revela que el cabello no provenía de Beethoven en última instancia, sino de una mujer desconocida. Más importante aún, varios mechones que se confirmó que probablemente provenían de la cabeza del compositor demuestran que su muerte fue posiblemente el resultado de una infección de hepatitis B, agravada por su consumo de alcohol y numerosos factores de riesgo de enfermedad hepática. Sin embargo, no se ha podido encontrar todavía la causa definitiva de su sordera o los problemas gastrointestinales.
Por ahora, quedan más preguntas que respuestas sobre su vida y muerte. ¿Dónde contrajo la hepatitis? ¿Cómo pudo un mechón de cabello de mujer pasar como el de Beethoven durante siglos? ¿Y qué había detrás de sus dolores estomacales y su pérdida de audición? Y hay una sorpresa más:Investigaciones posteriores que comparan el cromosoma Y en las muestras de cabello con los de parientes modernos que descienden de la línea paterna de Beethoven apuntan a una falta de coincidencia. Esto sugiere actividad sexual extramatrimonial en las generaciones previas al nacimiento del compositor.
La leyenda dice que, unos instantes antes de morir, un relámpago seguido por un rayo atravesó el cielo. Entonces Beethoven proclamó: “Lástima, demasiado tarde”. Quizá eso es simple terreno legendario, pero lo que sí es cierto es que un tormentoso lunes de marzo de 1827, el compositor alemán falleció después de una prolongada enfermedad. Llevaba postrado en cama desde la Navidad anterior. Había dejado un testamento en el que rogaba a sus hermanos que hicieran públicos los detalles de su condición.