El precioso municipio costero que fue el primero en tener luz eléctrica en toda España: ocurrió en 1881 gracias al rey Alfonso XII

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Cuando pensamos en los primeros avances tecnológicos en España, es habitual imaginar que llegaron antes a las grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Resulta lógico pensar que fueron estas urbes las pioneras en modernizar sus calles con algo tan revolucionario como la iluminación eléctrica. Sin embargo, esta vez la historia guarda una sorpresa que rompe con esa intuición.

Fue Comillas, una pequeña localidad costera de Cantabria, la que se adelantó al resto del país. Y lo hizo nada menos que en 1881, cuando el municipio estrenó el primer alumbrado eléctrico público de España, adelantándose a capitales y grandes núcleos urbanos. ¿El motivo? La visita del rey Alfonso XII y su familia, una estancia real que provocó una transformación total del pueblo en apenas unas semanas.

Aquel viaje veraniego no fue casual. Aconsejado por sus médicos para mejorar su salud en un entorno marítimo, el monarca aceptó la invitación de Antonio López y López, un influyente indiano enriquecido en América que por entonces había sido nombrado marqués de Comillas, tal y como cuenta Amparo Ruiz Palazuelos en su blog. El rey llegó el 6 de agosto acompañado por su esposa María Cristina de Habsburgo, las infantas Paz y Eulalia, y posteriormente por la infanta Isabel (“La Chata”). La familia real se alojó en la casa de Ocejo, convertida en palacio temporal para la ocasión, y participó en actividades que iban desde excursiones hasta una corrida de toros en Santander.

Una visita regia que cambió la historia de Comillas

La visita de Alfonso XII a Comillas marcó un antes y un después en la historia de este pueblo cántabro. Durante semanas, más de trescientos artesanos, decoradores y arquitectos —muchos de ellos llegados de Barcelona— trabajaron sin descanso para transformar la villa en un entorno digno de la realeza. Se asfaltaron calles, se remodelaron fachadas y, como gesto simbólico de modernidad, se instaló un generador eléctrico a vapor que alimentaría el primer alumbrado público de España.

placeholder Pintura que retrata al rey Alfonso XII y su familia en el kiosco-fumador de hierro que diseñó Antonio Gaudí (Archivo)
Pintura que retrata al rey Alfonso XII y su familia en el kiosco-fumador de hierro que diseñó Antonio Gaudí (Archivo)

Uno de los elementos más sorprendentes de aquella reforma fue la instalación de faroles eléctricos que iluminaban la llegada del séquito real. En los jardines de la residencia principal, un jovencísimo Antoni Gaudí diseñó un kiosco-fumador de hierro desde el cual se podían contemplar los festejos y conciertos que se organizaban a diario. La villa se convirtió así en un centro de lujo y sofisticación pocas veces visto fuera de las grandes capitales.

Pero la culminación de esta visita fue el Consejo de Ministros celebrado el 5 de septiembre en la casa de Ocejo, lo que convirtió, por unas horas, a Comillas en la capital política de España. Al acto asistieron el propio monarca, el presidente del Consejo, Práxedes Mateo Sagasta, y los generales Pavía y Martínez Campos. Días después, la bahía se llenó con seis grandes buques de la compañía del marqués, cuyas sirenas sonaron al unísono en honor al rey. Fue una despedida tan solemne como espectacular para una estancia que dejó una huella imborrable en la historia de la localidad.

Pocos visitantes que recorren las calles de Comillas saben que allí comenzó la historia de la luz eléctrica en nuestro país

Hoy, Comillas sigue siendo uno de los rincones más singulares del norte de España. Su arquitectura modernista, sus paisajes y su vínculo con la historia real la convierten en un destino turístico con alma propia. Pero pocos de los visitantes que recorren sus calles saben que allí comenzó la historia de la luz eléctrica en nuestro país. Una anécdota con nombre de reyes, marqueses y genios como Gaudí.

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