El Salvador “no tiene mucha oportunidad” comercial ante la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a México y Canadá porque el país centroamericano “no produce mucho”, estimó el economista y expresidente del salvadoreño Banco Central de Reserva (BCR), Carlos Acevedo.
“Creo que, en teoría. sí se pudiera aprovechar, pero en la práctica lo veo difícil si los aranceles a productos mexicanos y canadienses causaran una desviación de comercio porque ¿qué capacidad tenemos nosotros de producir esos productos que vende México y Canadá a Estados Unidos?”, reflexionó el economista.
Acevedo considera que en El Salvador “no se produce mucho”, por lo que “no le veo mucha oportunidad. El espacio es mínimo, la verdad”.
En contraposición con la opinión del expresidente del BCR, también con estudios de filosofía, la presidenta de la Corporación de Exportadores de El Salvador (Coexport), Silvia Cuéllar, declaró recientemente que el país centroamericano podría aprovechar la imposición arancelaria de Estados Unidos a países como México y Canadá.
Según la líder del sector, “se debería ver lo positivo si Estados Unidos impone los aranceles finalmente” aunque el gremio al que dirige cree que “habrá una negociación y no creemos que vaya a suceder como tal”.
No obstante, apuntó que si esto sucedería “nosotros pudiéramos tener definitivamente una oportunidad”.
En un principio, el presidente de EE.UU, Donald Trump, tenía intención de imponer la semana pasada ese 25% de aranceles generales a México y Canadá, pero luego dio marcha atrás y decidió posponerlo un mes, hasta el 4 de marzo, debido a que llegó a un acuerdo con líderes de esos países para reforzar el control fronterizo y frenar el tráfico de fentanilo y la llegada de migrantes.
El objetivo de Trump con estos aranceles es impulsar la industria manufacturera de Estados Unidos, que ha sufrido una caída en los últimos años a medida que los acuerdos de libre comercio con otros países han permitido la llegada de materiales más baratos al país.
El problema, sin embargo, es que varias industrias están interconectadas, especialmente con México y Canadá, por lo que los aranceles podrían suponer un aumento de precios en productos como los vehículos, cuyos componentes cruzan varias veces la frontera con estos países antes de su fabricación final.
Trump ha calificado los aranceles en más de una ocasión como “la palabra más hermosa en el diccionario” y también los ha utilizado como herramienta de negociación para obtener concesiones en comercio, migración y seguridad.