Por: Cristina Sánchez
EL NUEVO DIARIO, MÉXICO.- Entre 2 % y 8 % de los niños que padecen diabetes tipo 1 mueren al inicio de la enfermedad debido a la falta de diagnóstico oportuno, dijo a Efe el endocrinólogo pediatra Juan Pablo Llano.
El especialista señaló que debido a que la diabetes en niños es a veces complicada de detectar para los cuidadores «se convierte en una enfermedad silenciosa, mortal y, al provocar crisis de hipoglucemia, los niños no diagnosticados están en grave riesgo».
Llano detalló que la diabetes tipo 1, la cual se presenta generalmente en niños a partir de los ocho años y en jóvenes, se produce porque el páncreas no es capaz de fabricar suficiente cantidad de insulina, la cual es la hormona que ayuda al organismo a transformar el azúcar de los alimentos en energía.
«En este tipo de diabetes el páncreas pierde su capacidad de fabricar la hormona porque el sistema inmunitario ataca y destruye las células del páncreas encargadas de fabricar esta hormona», aseveró el experto.
Como consecuencia, dijo, se produce un aumento en los niveles de glucosa «que si no se tratan de forma adecuada, pueden llegar a provocar graves trastornos de largo plazo, como pérdida de visión, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, problemas pulmonares e incluso la muerte».
Explicó que los principales síntomas son la necesidad de orinar mucho y de beber mucho líquido, estar cansados muy a menudo y perder peso o no ganarlo conforme los individuos van creciendo.
Dijo que entre las causas que detonan la enfermedad están la carga genética, una falla en el sistema de defensas en el páncreas, pero también un ambiente desfavorable. «Se ha comprobado que los niveles altos de contaminación disparan la diabetes tipo 1″, expuso.
Es por ello que, acotó, en Estados Unidos y Latinoamérica se ha tenido un aumento importante de esta enfermedad en las últimas dos décadas.
«Esto se debe también a que ha habido una importante ganancia de peso en la población infantil y ese es un factor importante para desarrollar la diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2″, señaló.
Llano, quien es miembro de la European Society of Paediatric Endocrinology (ESPE), dijo que entre los graves problemas está que los gobiernos de países latinoamericanos no se han preocupado por disminuir los índices de obesidad en la población, y por ende, frenar así el incremento de la diabetes.
«No existen estrategias efectivas de los gobiernos en el combate al sobrepeso», denunció.
Explicó que, por ejemplo, en la mayoría de los países latinoamericanos, las etiquetas de los alimentos no les dice a los consumidores lo que es bueno y malo para ellos.
«Son incomprensibles y la gente, definitivamente, no tiene por qué saber de alimentación o de cómo leer una etiqueta de un producto», aseveró.
Dijo que el principal problema en países como Colombia y México es que el etiquetado no se ha podido regular debido a los conflictos de intereses.
«Sin embargo, en Colombia por ejemplo, se creó una red llamada Red Papás que se encarga de publicar en televisión cuántas calorías tienen los productos que más se consumen», señaló.
Expresó que en las escuelas tampoco se promueve la actividad física para evitar la obesidad y los gobiernos no se preocupan por evitar la exposición de los niños en edad escolar a productos que no son sanos, «ni se promueve una educación sobre el control de peso, ni los beneficios de hacer deporte».
No obstante, el especialista señaló que la solución debe empezar desde casa «los padres deben fomentar los buenos hábitos, buena alimentación y el ejercicio en los pequeños; desde ahí debemos comenzar».
Llano pidió a la población informarse más acerca de esta enfermedad con la finalidad de tener diagnósticos más oportunos que eviten complicaciones más severas en la salud de los infantes.
«Y sobre todo, acabar con los mitos, como que la insulina daña los órganos, o que los niños gorditos son niños sanos», aseveró.
Finalmente, dijo que los profesionales de la salud deben tratar al niño diabético de manera especial.
«Hay que quitarles las culpas y temores de que algo muy grave les pasará, pues deben estar conscientes de que la diabetesbien controlada es una condición con la que pueden vivir y no una enfermedad mortal», manifestó.