Poner a cargar el móvil mientras lo estás usando puede parecer un gesto inofensivo, pero es precisamente ese tipo de descuidos los que pueden desencadenar un fallo serio, incluso peligroso. Muy pocas personas lo saben, pero detrás de una batería que se calienta más de la cuenta puede explotar.
Los móviles funcionan con baterías de iones de litio, por lo que son ligeras, potentes y eficientes, capaces de alimentar pantallas de gran tamaño y soportar cargas rápidas, aunque también tienen un punto débil: el calor.
Cada vez que cargas el móvil, la batería genera temperatura, y si a eso le sumas un entorno que impide disipar esa temperatura —como cargarlo sobre la cama, debajo de una almohada o dentro de un coche— estás forzando el sistema más allá de lo que puede soportar.
Muchos usuarios piensan que los riesgos vienen del cargador, del cable USB-C o de la marca del dispositivo. Pero en realidad, el problema más común está en el uso diario, con hábitos malentendidos que se repiten por comodidad o desconocimiento.
Lo que nadie suele contarte es que bajo ciertas condiciones, la batería puede entrar en un ciclo de sobrecalentamiento incontrolado conocido como fuga térmica. Y cuando eso ocurre, ni los sistemas de protección de iOS o Android son capaces de detener lo que viene después.
Lo que nadie te cuenta sobre la batería del móvil
Dentro de una batería de litio hay una química compleja, donde al cargarse o descargarse, produce calor y gas. En condiciones normales, disipa ese calor sin mayor problema, pero si está dañada, mal diseñada o sufre un uso incorrecto, puede llegar un punto en el que ese calor se acumule más rápido de lo que puede expulsarlo.
Eso da pie al ya mencionado fenómeno conocido como fuga térmica, que es un ciclo en el que el calor provoca más calor. Los electrolitos internos reaccionan, se liberan gases, la presión sube, la carcasa empieza a hincharse.
Si no hay un corte de emergencia, lo siguiente es una deformación, fuego o incluso una explosión. Los móviles modernos llevan sistemas de protección, donde el sistema operativo apaga el teléfono si la temperatura se dispara, los controladores evitan la sobrecarga. Pero esas barreras no lo protegen si tú mismo estás forzando los límites sin saberlo.
Muchas personas cargan el móvil sobre la cama, bajo la almohada, dentro del coche al sol o en lugares cerrados sin ventilación. Todo eso hace que el calor natural del proceso de carga se acumule. Y si no puede disiparse, la temperatura se dispara por dentro.
A esto se suma otro error habitual, como lo son los cargadores rápidos o no oficiales, que aumentan la velocidad, sí, pero también elevan la temperatura. Y si además sigues usando el móvil para jugar, ver vídeos o hacer videollamadas mientras carga, el sobreesfuerzo para la batería es constante.
Ese deterioro no siempre se nota de inmediato, pero con el tiempo, las capas internas se degradan. El litio puede atravesar la separación que mantiene aislados los polos y provocar un cortocircuito interno, al final esto suele ser demasiado peligroso.
Cómo saber si tu móvil está en peligro (y qué hacer)
Hay señales que no debes pasar por alto, por lo que si notas que el teléfono se calienta de forma excesiva durante la carga, incluso cuando está en reposo, es una primera alerta. También lo es si la batería empieza a durar menos, se descarga de forma irregular o notas que el móvil ha perdido su forma original, con la carcasa inflada.
En algunos casos, incluso puede aparecer un olor extraño o una advertencia directa en la pantalla sobre la temperatura del dispositivo. Ante cualquiera de estas situaciones, lo mejor es dejar de usarlo y llevarlo cuanto antes a un servicio técnico autorizado. No esperes a que el daño avance o a que ocurra un fallo grave.
No cargues el móvil cuando lo estés usando, evita colocarlo en superficies que retengan calor y no lo cubras con mantas, ropa o cojines. Tampoco utilices cables o cargadores genéricos, y si quieres reducir aún más el riesgo, cárgalo apagado o en modo avión: así se genera menos calor tanto en la batería como en el procesador. Es un gesto simple, pero puede marcar la diferencia.
Conoce cómo trabajamos en ComputerHoy.
Etiquetas: Smartphones, Consejos