A todos los usuarios de dispositivos Android o iOS se nos ofrecen con frecuencia nuevas versiones para nuestro smartphone en forma de actualizaciones. Y es que, la base del problema que hoy venimos a tratar es que estudios experimentales demuestran que, aunque los usuarios tengan la intención de adoptar nuevas versiones, retrasan deliberadamente su adopción porque da pereza o son reticentes al cambio.
Y es que, aunque retrasar una actualización puede conllevar un rendimiento no optimizado y riesgos para la privacidad o la seguridad, los usuarios suelen dudar incluso a la hora de instalar las actualizaciones disponibles.
Tal y como explican en la CNBC, se trata de un fenómeno que ha sido estudiado por los investigadores y que se denomina “retraso en la adopción”.
“Si el malware se cuela en un sistema operativo obsoleto, engañando al usuario para que haga clic en un enlace o descargue algo, puede acceder a su información personal, hacer que la batería se agote más rápido y reducir el rendimiento general”, explican los expertos.
Procrastinación en la adopción: ¿por qué tardamos tanto en actualizar nuestros smartphones?
Como ya todos sabemos, muchas empresas que trabajan en dispositivos Android o Apple con sus sistema operativo iOS, luchan por ofrecer funciones de seguridad y experiencia de usuario mejorada en actualizaciones anuales y otras más periódicas para corregir fallos recién descubiertos.
Un claro ejemplo podría ser el de Windows 11. Bien es cierto que los requisitos para su instalación traen de cabeza a muchos usuarios, pero la comodidad que les aporta Windows 10 no quieren perderla aunque se trate de un sistema operativo mejorado.
Pues bien, en una investigación actual, Yazhen Xiao (Universidad de Tennessee) y Jelena Spanjol (Ludwig-Maximilians-Universität München) introducen el concepto de procrastinación de la adopción y examinan por qué los consumidores retrasan la adopción de lo que parecen ser mejoras de productos digitales ya utilizados.
Los estudios muestran que es más probable que los usuarios se sientan molestos con una actualización de la aplicación que suponga un cambio importante y, por tanto, posterguen su adopción lo máximo posible.
Sin embargo, también consideran que hay algo más de psicología humana básica. “Creo que parte de ello es simplemente el carácter de ‘ya me pondré a ello, cuando me ponga'”, dijo el Dr. Richard Forno, director y subdirector del programa de postgrado en ciberseguridad.
En cuanto al tiempo máximo que se recomienda esperar, los expertos hablan de unos días o como máximo una semana. Y es que, en realidad, tanto Android como iOS, que ya conocen nuestra vaguería, nos proporcionan esa automatización de las actualizaciones, que incluso se pueden programar para ciertas horas. Aún así solemos desactivarla.
Según afirman, para reducir la procrastinación de los usuarios, es necesario comprender que los consumidores suelen estar psicológicamente vinculados a los productos digitales. Por ello recomiendan a los responsables de marketing de productos digitales que reduzcan la sensación de pérdida de los usuarios que acompaña a la adopción de una nueva versión.
Aparte de esto, es vital volver a mencionar que nos estamos exponiendo al no actualizar nuestro smartphone. “Te estás dejando vulnerable a los ataques. Una vez que se anuncia una vulnerabilidad y se publica un parche, los atacantes aprovechan rápidamente esa información y crean exploits para esas vulnerabilidades concretas”, afirma Kathleen Moriarty, directora de tecnología del Center for Internet Security .
Puede que la gran actualización anual del sistema operativo sea más llamativa y recurramos antes a ella, pero las actualizaciones pequeñas se lanzan principalmente para corregir errores y garantizar una mayor seguridad a los clientes.