Desde la pasada madrugada, numerosos fans de Tina Turner, fallecida este miércoles a los 83 años, se han acercado a Chateau Algonquin, la mansión de la cantante en Küsnacht, a orillas del lago de Zúrich, para dejar flores, velas encendidas y rendir todo tipo de homenajes a la reina del rock.
En las proximidades de la casa suenan desde los autos de estos fans éxitos como “The Best” o “What’s Love Got To Do With It”, y entre los mensajes que recuerdan el legado de la popular artista, destacan algunos en lo que se recuerda a la cantante como “simplemente, la mejor”, parafraseando sus versos más populares.
Turner, que en 2013 renunció a la nacionalidad estadounidense y adoptó la de Suiza, país en el que pasó los últimos 30 años de su vida, falleció en esa misma propiedad, en la que vivía con su marido el productor de origen alemán Erwin Bach.
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Los portavoces de la familia de la cantante indicaron que el funeral se celebrará en los próximos días en privado, con la asistencia únicamente de sus familiares y amigos más cercanos, que han pedido que se respete su intimidad en estos momentos.
Turner se había retirado del mundo de la música en 2009, a los 70 años, tras una prolífica carrera de más de medio siglo en la que vendió 200 millones de discos, grabó 22 álbumes (12 de estudio, tres en directo y siete recopilatorios) y ganó ocho premios Grammy.
En los años 60 y 70 desarrolló una carrera junto a su primer marido Ike Turner, de quien se separaría en 1976 tras sufrir años de maltrato, y en los 80 y 90 protagonizó, ya en el ecuador de su vida, una de las más espectaculares vueltas a los escenarios en el mundo de la música. La década de los años 90 fue la de su consagración absoluta, con giras por todo el mundo.