Por el Lic. Roberto Canaán
Un paso seguido de otro paso, hasta alcanzar el objetivo, es un plan. El sueño de las Naciones Unidas (ONU) es crear un estado que sea modelo de convivencia pacifica, con bienestar económico, desarrollo material, social y espiritual de sus ciudadanos.
La Republica Dominicana y Haití comparten una frontera de 370 KLM de longitud. La frontera es la zona mas deprimida económicamente. Las dos naciones son pobres y no tienen recursos naturales abundantes. Su agricultura es de subsistencia, sin irrigación y solo cultivan menos del 20% del territorio, aunque mas del 60% es de vocación agrícola.
Ambos pueblos deben resolver con urgencia el más angustioso de sus problemas que es la pobreza. En Haití la pobreza es espantosa y el hambre es una tragedia de siglos que sigue forzando la expansión haitiana hacia el lado Dominicano. La historia del hambre aclara muchos sucesos históricos, como epidemias, migraciones, las guerras de colonización, revoluciones, hasta tiranías y dictaduras, pues por el hambre, el hombre renuncia a su libertad. Fue el hambre la fuerza que provocó la revolución francesa. El hambre y la pobreza, podrían convertir nuestra frontera con Haití en una zona de conflicto.
En algunas fronteras en conflictos, reputadas organizaciones de fama internacional han propuesto a las Naciones Unidas, crear franjas o zonas de paz, sin distinción de razas, ni de religiones, que serían gobernadas por las Naciones Unidas y en las cuales podrían radicarse las personas de todos los países convulsionados por la violencia, tales como los pueblos de Palestina, Israel, Afganistán, Kachemira, El Tibet, Etiopía, Ruanda, Bosnia, los Balcanes, etc. Estos asentamientos multirraciales en una franja de terreno donada por los países en conflicto, serian financiados con un aporte millonario de la ONU , garantizando a sus habitantes, bienestar, progreso, desarrollo económico y paz.
Los expertos dicen, que con el dinero y la abundante ayuda de la ONU volcada hacia el desarrollo de la industria de alta tecnología, la agropecuaria en cooperativas tipo Kibuts, manufactura, etc, se podría lograr mucha prosperidad económica en las fronteras en conflictos. Con riqueza se podría lograr la integración de religiones, culturas, razas, civilizaciones. La riqueza pararía en seco las migraciones y los conflictos.
Las Naciones Unidas estarían tomando el liderazgo en este esfuerzo para construir ricas y prosperas zonas de paz que serían ejemplos para todo el mundo. Un paso seguido de otro paso, hasta alcanzar el objetivo, es un plan. Esperemos para ver los resultados.
