Por Lic. Roberto Canaan.–
La blanca esperma de los franceses fecundó la negra tierra del Santo Domingo francés, al oeste del Santo Domingo español. De esa fecundación nació tanta azúcar que convirtió a “Saint Domingue” en el París del Caribe.
Tal fue la riqueza creada a partir de la eliminación de los bosques por su madera preciosa y para su conversión en cañaverales, que para el resto del mundo no habían dos países en esta isla, sino uno: Saint Domingue, con una capital francesa: Port-au-Prince; y ciudades de riqueza y lujuria tropical, como Jacmel y Cap Haitien.
El París del Caribe sucumbió a partir del 1794, cuanto Toussaint Louverture sublevó la población esclava, que en mayoría arrolladora acabó con la dominación francesa, acabando de paso con la economía azucarera e iniciando un proceso de liberación que culminó con la independencia en 1804.
En lo adelante, convertida en la “Republik Haití”, la parte oeste de La Hispaniola inició una lenta construcción de una cultura de supervivencia que la ha llevado al extremo de un exterminio ecológico comenzado por los franceses con la tala indiscriminada de bosques y el saqueo de sus recursos naturales. En Paris todavía se exhiben en Museos, la madera preciosa haitiana.
Trastocando información – con un propósito oculto, subterráneo- los medios de comunicación de masas presentan a la nación haitiana como el peor ejemplo del manejo de su naturaleza, cuando en realidad fue el saqueo y la industria azucarera la que originó el gran problema actual haitiano, al eliminar los bosques para sustituirlos por cañaverales que mantenían unos 300 ingenios de azúcar, en tiempos en que la parte que hoy es dominicana tenía 5 ingenios.
La población esclava de “Saint Domingue” -inculta, recién liberada y teniendo la libertad y la posibilidad de hacer lo que viniera en ganas no tuvo otra alternativa económica que la de utilizar los recursos a mano para sobrevivir “a lo africano”, utilizando para energía lo que quedaba de bosques, cazando todo lo que se moviera, pescando todo lo que nadaba y consumiéndolo todo sin la menor idea -como era normal en esa época- de que tiempo después se habría de inventar “la Ecología”, una especie de ley que les pasaría cuentas por los crímenes a la naturaleza, aunque hubieran sido cometidos por ignorancia y aplicándose con carácter retroactivo.
La devastación de Haití no es solo consecuencia de su situación económica -como dicen los medios de comunicación- , es al revés. La situación económica de Haití es consecuencia de su devastación ecológica.
Si Haití poseyera sus recursos naturales no hubiera tanta hambre, que a fin de cuentas es el mayor problema actual. Si se hubieran manejado adecuadamente sus bosques tuvieran ríos; si no se hubieran sobreexplotado sus recursos marinos tuvieran peces; si no se hubieran quemado sus manglares para carbón tuvieran millones de crustáceos; si no se hubieran erosionado sus suelos por causa de la deforestación tuvieran tierras para sembrar. Pero ese fue el camino trillado por el “desarrollo” azucarero del siglo XVIII, y este estado actual de Haití es su culminación.
Consecuencias de la destrucción de los recursos naturales en Haití: Una vez que la riqueza de Haití desapareció producto de la destrucción de los bosques y del saqueo, Haití perdió su atractivo para las potencias occidentales y se empobreció. Le sacaron el jugo, dejaron el bagaso y lo abandonaron a su suerte.
La pobreza es la responsable por la destrucción de los recursos naturales en Haití. Para sobrevivir los haitianos han acabado con su fauna, la flora, el plantum del mar, los bosques, los ríos y suelos fértiles. Haití es hoy, el mayor desastre ecológico del hemisferio y la nación más pobre de América, con un crecimiento negativo acumulado de más de 20 años. La pobreza es el enemigo #1 de la ecología y el medio ambiente.
El ecosistema de toda la isla esta amenazado.
Del lado haitiano la deforestación abarca más del 90% del territorio. Del lado dominicano, en la foto de satélite se observa una deforestación progresiva de un lado en la frontera, producto de la migración de campesinos nómadas haitianos que cruzan en busca de árboles para hacer carbón para la venta. Al ritmo que vamos parte de la isla Hispaniola se podría convertir en un desierto en pocos años. Ya en la provincia de Saint Nicholas al norte de Haiti, existe el primer desierto en el Caribe.
Exijamos a la ONU y a las potencias occidentales enviar recursos económicos para salvar vidas en Haiti y no enviar todos los recursos a la guerra de Ucracia que sin dudas acabaran con muchas vidas.