Hizo una cápsula del tiempo en 1999 y al abrirla ahora encuentra verdaderos tesoros: “Muchas veces pensé en tirarla”

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Guardar objetos en una cápsula del tiempo es una práctica que muchos han realizado con la esperanza de redescubrir el pasado años después. Una cápsula del tiempo es un contenedor en el que se guardan objetos y recuerdos de una época específica para ser abiertos en el futuro y revivir el pasado. Muchas veces la cápsula se entierra y se olvida, para que tal vez un desconocido la encuentre siglos después.

Sin embargo, pocas veces se tiene la oportunidad de abrir una tras un cuarto de siglo y compartir su contenido con el mundo. Esto es precisamente lo que ocurrió con Dylan Schrader, un pastor de la iglesia de Westphalia, en Missouri, que, en 1999, selló una cápsula con forma de Crayola gigante y, tras decidir no enterrarla y llevarla consigo a lo largo de los años y varias mudanzas, decidió finalmente abrirla el 1 de enero de 2025.

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El protagonista de esta historia, quien compartió su hallazgo en su cuenta de X, explicó que la cápsula fue parte de un kit de la marca Crayola lanzado en el contexto de la fiebre del milenio. Inicialmente, su intención era enterrarla, pero por razones que no recuerda, terminó transportándola de un lugar a otro a lo largo de su vida adulta. Durante años contempló la idea de desecharla o abrirla, “muchas veces pensé en tirarla”, pero siempre optó por conservarla hasta que, 25 años después, decidió descubrir su contenido.

Tesoros de finales de los años 90 en una cápsula del tiempo

Dentro de la cápsula se encontraban diversos objetos que ofrecen una mirada a la cultura y la sociedad de finales de los años 90. Entre los primeros elementos que salieron a la luz destacaban panfletos informativos sobre el VIH, el alcohol y las drogas, un tema recurrente en la educación pública de la época. También había folletos sobre abstinencia y salud, los cuales formaban parte del material disponible en muchas escuelas estadounidenses en aquel entonces.

Además, el hallazgo incluyó un libro con información personal que el autor había comenzado a llenar, aunque sin completar del todo. Fotografías familiares, una moneda, una libreta con anotaciones y una medalla religiosa también formaban parte del conjunto de objetos preservados en el tiempo. Uno de los artículos más llamativos fue un anuncio de Pokémon, reflejando la popularidad que tenía la franquicia en aquel momento.

Entre nostalgia y tecnología: objetos que marcaron una época

Otros elementos encontrados en la cápsula incluyeron una tecla de un teclado de Windows, varios casetes de música, un folleto devocional titulado Living Faith y varios pogs (tazos), un popular juego infantil de la década. También apareció un recibo que mostraba el precio de un Icee en Walmart en aquella época, menos de un dólar, ofreciendo una referencia curiosa sobre el coste de la vida en 1999.

Uno de los descubrimientos más interesantes fue una nota escrita para el “futuro”, en la que el autor se dirigía a sí mismo o a quienes algún día abrirían la cápsula. Además, se encontraron varios disquetes en los que aparentemente grabó música y mensajes de la época, aunque aún no ha logrado verificar su contenido por la falta de dispositivos compatibles.

El propietario de la cápsula destacó que muchos de los objetos reflejan su contexto personal y los intereses de un niño que creció en una pequeña ciudad a finales de los años 90. También mencionó que, aunque su familia no era particularmente religiosa en ese entonces, su interés por el cristianismo comenzó a desarrollarse en aquel periodo, lo que explica la presencia de material devocional en la cápsula.

Un testimonio del pasado que sorprende en el presente

La publicación de este hallazgo generó numerosas reacciones en redes sociales, donde muchos usuarios compartieron sus propias experiencias con cápsulas del tiempo o comentaron sobre la nostalgia que les evocaban los objetos encontrados. Algunos se mostraron sorprendidos por la variedad de elementos conservados, mientras que otros expresaron curiosidad sobre el contenido de los disquetes.

A medida que el autor continúa explorando los recuerdos de su infancia, ha prometido realizar actualizaciones si logra acceder a la información almacenada en los antiguos soportes digitales. Lo que comenzó como un ejercicio de nostalgia se ha convertido en un testimonio único sobre la vida y la cultura de finales del siglo XX, recordándonos la importancia de los objetos cotidianos como testigos del tiempo.