La vida de Siavash Sobhani, un destacado médico en Northern Virginia, dio un vuelco inesperado cuando, a los 61 años, descubrió que su estatus de ciudadano estadounidense fue revocado. Este abrupto cambio significa que ya no disfruta de los derechos de ser considerado estadounidense en el único hogar que ha conocido, donde nació, asistió a la escuela y practicó la medicina durante tres décadas. “Estoy en el limbo”, reconoció Sobhani.
Su caso, compartido con el Washington Post, destaca por la complejidad de los trámites migratorios y revela una historia de incredulidad. El proceso de renovación de su pasaporte, que inició como precaución antes de un viaje familiar, se convirtió en un camino tortuoso que culminó con la condena de perder su ciudadanía.
El médico no solo no recibió su nuevo pasaporte, sino que el Departamento de Estado le envió una carta desconcertante, indicándole que no tenía derecho a la ciudadanía desde su nacimiento, ya que su padre era diplomático de la Embajada de Irán. La carta sugería solicitar la residencia permanente, marcando un retroceso migratorio inesperado.
“Soy médico. He estado aquí toda mi vida. Pagué mis impuestos y voté por los presidentes. He servido a mi comunidad en el norte de Virginia. En la era Covid estaba en el trabajo, poniéndome en riesgo, poniendo en riesgo a mi familia. Así es cuando te dicen después de 61 años: ‘Oh, hubo un error, ya no eres ciudadano estadounidense. Es muy, muy impactante'”, relató Sobhani.
Nacido en Washington D.C., Sobhani, graduado de la Escuela de Medicina de Georgetown, se encuentra ahora en una encrucijada llena de incertidumbres. Desconoce si los beneficios de Seguridad Social contarán con sus ingresos acumulados durante su carrera y si podrá seguir ejerciendo la medicina legalmente en el país.
Sin intención de molestar a las autoridades, ha solicitado la residencia permanente, pero le preocupa el tiempo que deberá esperar para obtener respuestas y el gasto considerable en honorarios legales, superando los US$40,000. A su edad, ya pensaba en jubilarse, explorar el mundo con su esposa e invertir sus ahorros, planes ahora comprometidos.
El enigma burocrático que llevó a la pérdida de su ciudadanía se atribuye a su condición de nacido en EE.UU. de padres con inmunidad diplomática. Aunque la carta del Departamento de Estado explicaba esta razón, Sobhani vivió toda su vida como un ciudadano más, participando en elecciones y renovando su pasaporte sin problemas aparentes.
La complejidad de su situación se agrava por la demencia de su madre y la muerte de su padre, dejando preguntas sin respuestas claras sobre su pasado familiar. Aunque Sobhani espera que el respaldo de políticos le permita recuperar su ciudadanía en seis meses, carece de un marco de referencia para evaluar la viabilidad de sus esperanzas y desconoce cuánto tiempo estará sin estatus. La incertidumbre se cierne sobre un hombre que ha dedicado su vida a la medicina y a servir a su comunidad.
