Hay gente en la televisión haciendo más de lo mismo, como parte de un rutina cotidiana, que pretende perpetuarse en el tiempo, y alcanzar por ello exaltación y reconocimiento.
Son los que más se quejan cuando no se les toma en cuenta y se nomina en las premiaciones a “los más destacado y sobresaliente del año”.
Lo propio acontece con cantantes, que pretenden acreditarse porque han sonado una canción mucho en la radio, en base a un capítulo de promoción que necesariamente no se traduce en éxito.
Con sonar mucho no siempre se logra la pegada, pero en el medio hay muchos jugando al “zun zun de la calavera” sin parar mientes en que como dice la canción “La Bamba”, para subir al cielo se necesita una escalera alta y otra chiquita.
En el mundo de la farándula y el espectáculo hay muchos artistas artificiales que pretenden el éxito en base al mercadeo, la promoción y las relaciones públicas, herramientas ciertamente efectivas y valiosas, siempre y cuando estén sustentadas sobre una base cierta y válida.
El éxito con lo artificial se puede lograr, pero resulta siempre algo momentáneo y efímero.
Esto debería entenderlo la gente del arte que todavía juega a calitomé, a guataco, al zun zun de la calavera, y “a mamá que le mande una cebollita, dile que coja la más chiquita”.
Ahora lo que se juega es Nintendo y Play Station.
De todas maneras, sigan con su “guataco, repíteme el taco”.
Por Joseph Cáceres
