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La Estrategia del Desprestigio: ONG’s, Nacionalismo y la Realidad Dominicana

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En las últimas semanas, hemos presenciado una serie de acusaciones que buscan mancillar el trabajo de movimientos nacionales, como el Movimiento Código Patria y la Antigua Orden Dominicana, tildándolos de “neo-nacionalistas” y “fascistas“, respectivamente. Estas acusaciones, lideradas por organizaciones como el Movimiento Socio Cultural de Trabajo Humanitario y Ambiental (MOSCTHA) y otras ONG‘s, son parte de una narrativa repetida que ha sido diseñada para desacreditar cualquier postura que defienda la soberanía y los intereses de la República Dominicana.

La Estrategia del Desprestigio

Lo que estamos viviendo no es algo nuevo. Este tipo de ataques tienen un antecedente bien documentado. G. Edward Griffin, en una conferencia de 1969, mencionó cómo, en 1943, el Partido Comunista de los Estados Unidos empleaba tácticas similares para etiquetar a sus opositores. La estrategia era clara: señalar a cualquiera que se opusiera a sus ideas como “fascistas” o “nazis“, utilizando esta asociación para desviar la atención de los verdaderos problemas que querían ocultar. Según Griffin, “cuando ciertos obstruccionistas se vuelvan demasiado irritantes, etiquétalos… como fascistas o nazis o antisemitas, y usa el prestigio de las organizaciones antifascistas para desacreditarlos“. Esta táctica no solo se utilizaba para silenciar a los opositores, sino también para crear una narrativa que posicionaba cualquier crítica al comunismo como un ataque fascista.

Hoy en día, en República Dominicana, estamos presenciando algo muy similar. Organizaciones que se presentan como defensoras de los derechos humanos y de los pueblos más necesitados utilizan etiquetas como “neo-nacionalistas” o “fascistas” para atacar a quienes defienden la soberanía nacional. Pero, ¿cuál es el verdadero trasfondo de estas ONG’s y su rol en la narrativa anti-dominicana?

El Verdadero Rol de las ONG’s

Es importante resaltar que la gran mayoría de estas organizaciones no gubernamentales (ONG’s) que operan en el país y que levantan banderas humanitarias y medioambientales no son, en realidad, lo que parecen. Detrás de la fachada de “sin fines de lucro” se esconden intereses económicos y políticos que alimentan su existencia. Es necesario señalar, sin tapujos, que ninguna de estas ONG’s opera de manera desinteresada. En muchos casos, su mayor activo no es ayudar a los pueblos que dicen defender, sino perpetuar la miseria que los rodea para seguir recibiendo millonarios aportes de la comunidad internacional.

Un ejemplo claro es la crisis perpetua de Haití. Cientos de millones de dólares han sido donados por la comunidad internacional a través de estas ONG’s para ayudar al pueblo haitiano, y sin embargo, el progreso es prácticamente inexistente. Después del terremoto de 2010, se recibieron ingentes sumas de dinero, pero el resultado fue decepcionante. No se construyeron ni siquiera 100 casas, y muchas de estas organizaciones desaparecieron sin rendir cuentas. Esta falta de resultados pone en tela de juicio la verdadera intención de estas entidades. ¿Por qué si hay tantos recursos, la situación de Haití no mejora? ¿Por qué estas organizaciones no centran sus esfuerzos en solucionar los problemas de Haití, sino que se dedican a criticar y atacar a la República Dominicana?

La respuesta es sencilla: la miseria de Haití es su mayor fuente de ingresos. Estas organizaciones han encontrado en la crisis haitiana un “commodity” valioso. Cada año, reciben miles y miles de dólares en donaciones para mantener una maquinaria que no tiene como objetivo resolver la crisis, sino perpetuarla. Para estas ONG’s, no es rentable que Haití se recupere. Necesitan que la pobreza y el caos continúen para justificar su existencia y seguir recibiendo financiamiento internacional.

El Ataque a la Soberanía Dominicana

El discurso de estas ONG’s siempre ha sido el mismo: presentar a los haitianos como víctimas indefensas y a los dominicanos como los opresores. Esta narrativa no solo es simplista, sino que también es profundamente injusta. La República Dominicana ha sido el país que más ha ayudado al pueblo haitiano, ofreciendo refugio, empleos y acceso a servicios que muchas veces son negados en su propio país. Sin embargo, estas ONG’s no quieren que el pueblo haitiano resuelva sus problemas en su propio territorio. Prefieren mantener la tensión entre ambos pueblos para poder seguir lucrando de la situación.

Cuando movimientos como Código Patria o Antigua Orden Dominicana levantan la voz para defender los intereses nacionales, inmediatamente son atacados con etiquetas que buscan desacreditar su labor. “Neo-nacionalistas”, “fascistas”, y otras denominaciones cargadas de connotaciones negativas son utilizadas para asociarlos con ideas extremistas, y así desviar la atención de los problemas reales que enfrentamos como nación. Esta estrategia busca silenciar cualquier defensa de la soberanía y criminalizar el patriotismo.

Es importante que los dominicanos abramos los ojos ante estas estrategias de desprestigio y entendamos que el verdadero objetivo de muchas de estas ONG’s no es la defensa de los derechos humanos, sino la perpetuación de la crisis. Las acusaciones de “fascismo” y “neo-nacionalismo” no son más que tácticas diseñadas para desviar la atención de los problemas reales y silenciar a quienes defienden nuestra patria. La soberanía de la República Dominicana no está en venta, y no debemos permitir que narrativas extranjeras dicten nuestro destino.

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