A todos nos gusta dormir, pero no siempre podemos dormir las horas que nos gustaría, debido a nuestras responsabilidades con los estudios o con el trabajo.
Sin embargo, si tenemos tiempo libre, según sea el invierno o verano, nuestro cuerpo puede requerir más o menos horas para dormir para levantarnos en el mejor estado de salud posible.
Y ahora investigadores sugieren que deberíamos tener un sueño un poco más largo cada noche entre diciembre y febrero cuando hay menos luz.
Este estudio ha sido dirigido por expertos de la Clínica de Sueño y Cronomedicina del Hospital St. Hedwig en Berlín.
“Si bien los efectos a corto plazo de la luz artificial en el sueño humano se estudian cada vez más, los informes sobre los efectos a largo plazo inducidos por la estación son escasos“, se recoge en Frontiers in Neuroscience, vía dailymail.
“Nuestros análisis mostraron un tiempo total de sueño más prolongado durante el invierno que en el verano y un sueño REM más prolongado durante el invierno que en la primavera. Los cambios estacionales en la arquitectura del sueño pueden tener implicaciones para las recomendaciones sobre las rutinas de sueño”, comentan.
Para realizar el estudio, reclutaron a 292 Personas con trastornos neuropsiquiátricos del sueño que viven en ciudades con bajo niveles de luz natural.
Luego se sometieron a polisomnografías donde durmieron mientras estaban conectados a un equipo capaz de medir las ondas cerebrales como la actividad cardíaca y para monitorear las distintas etapas del sueño.
Así que estos participantes fueron monitoreados en el transcurso de un año, lo que permite a los científicos conocer sus niveles de sueño durante cualquier estación.
Conclusiones a tener en cuenta
Según sus conclusiones, el tiempo total de sueño fue una hora más largo en invierno que en verano, mientras que el sueño REM fue 30 minutos más largo en invierno que en verano.
También comentan que el sueño REM fue más corto durante el otoño que en la primavera, en unos 25 minutos.
De esta forma concluyen que “cambiar la duración del día y la exposición a la luz a lo largo del año afecta a la duración y la calidad del sueño”.
Así que irse a dormir más temprano en invierno parece la mejor opción, algo que podría ayudar a adaptarse a la estacionalidad y también a contar con un sueño de más calidad.