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Mejoran la capacidad de sentir de las prótesis para miembros amputados

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EL NUEVO DIARIO, MADRID.- Las prótesis para sustituir miembros amputados son cada vez más sofisticadas, pero uno de los desafíos es que la persona pueda sentir lo que está haciendo el dispositivo, objetivo hacia el que se ha dado un paso adelante combinando dos técnicas que activan la estimulación sensorial del usuario.

El avance se describe en un estudio que publica hoy Science Robotics sobre dos mujeres con un antebrazo amputado que han recuperado sensaciones muy parecidas a la realidad en sus prótesis.

Este trabajo, firmado por científicos suizos, italianos y alemanes, puede ayudar a allanar el camino hacia miembros biónicos más sofisticados que den a sus usuarios sensaciones multidimensionales.

Aunque los usuarios de prótesis comerciales pueden controlarlas, a menudo no sienten lo que el miembro artificial está haciendo, una limitación que obliga a que mire constantemente la prótesis mientras funciona.

Recuperar la propiocepción es un gran desafío, entre otros motivos porque las estructuras nerviosas que la controlan están cerca de la neuronas motoras dentro del nervio, lo que dificulta tener propiocepción sin causar contracciones musculares no deseadas, explica el estudio, que es continuación de otro publicado en 2014.

Para que las pacientes sin antebrazo tuvieran propiocepción de la prótesis, los expertos, dirigidos por Edoardo D’Anna, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), usaron electrodos insertados en el brazo.

De esta manera las personas pueden sentir la posición de los dedos -por el momento limitado a dos a la vez- y tener sensaciones táctiles a través de señales eléctricas provocadas por la estimulación de la zona del hombro que regresan a la mano.

Los electrodos imitan la sensación de doblar un dedo estimulando varios nervios que correspondientes al muñón de miembro amputado.

Las dos mujeres que participaron en el estudio realizaron tres pruebas de propiocepción, pudieron adivinar el tamaño de cuatro tipos de cilindro guiándose solo por la forma en que se cerraba la mano biótica para asirlos y señalaron que habían tenido sensaciones estables de vibración, presión y electricidad en la mano fantasma y en el muñón mientras realizaban las pruebas.

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