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Cuando acudimos a un lavadero de coches, el uso racional y que casi todos hacemos de las instalaciones: lavar nuestro vehículo. Sin embargo, un vídeo de la cuenta (@mingzhu.chinese) en Instagram ha desvelado los insospechados usos que los ciudadanos chinos le dan al lavacoches manual.
Estos lavaderos de coches se han convertido en inesperados escenarios de usos surrealistas que van mucho más allá del mantenimiento de vehículos. El vídeo muestra una recopilación de grabaciones de cámaras de seguridad, donde algunos clientes han llevado al extremo la flexibilidad de los espacios de autolavado, generando situaciones tan insólitas como preocupantes para los responsables de estos negocios.
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P. Díaz
Desde personas que aprovechan la manguera para ducharse hasta quienes improvisan un spa móvil con una lona y una bañera hinchable dentro del coche, o los que lavan sus alfombras y zapatillas, los ejemplos no dejan de sorprender. En una de las grabaciones, un hombre regresa varios días seguidos con diferentes objetos, incluyendo una gran cantidad de yuca o un camión lleno de sandías listas para lavar, y llega incluso a compartir el espacio con amigos para convertir el coche en una sauna improvisada. Todo ello con la excusa de usar los servicios del lavadero.
Del lavado de coches al baño público improvisado
Lo más desconcertante es que no existen normativas específicas que impidan ciertos comportamientos en estos espacios de autoservicio, lo que deja a los propietarios con poco margen de actuación ante este tipo de abusos. Algunos usuarios han llegado a limpiar bicicletas eléctricas públicas o incluso animales vivos, incluyendo gallos, según se observa en los clips difundidos. Estas escenas no solo generan sobrecostes, sino también un serio problema de higiene y control del espacio.
En otros casos extremos, los clientes montan mesas para comer, únicamente con el objetivo de beneficiarse del aire acondicionado del lugar y de lavar la vajilla al acabar. Estas prácticas han provocado que algunos establecimientos reduzcan sus horarios y refuercen la vigilancia. Sin embargo, los lavaderos de coches no escapan a la picaresca, y en otra de las escenas se muestra cómo varios conductores introducen hasta cuatro coches en un mismo espacio, para lavarlos por el precio de uno.