Los electrodomésticos son una pieza fundamental en cualquier hogar. Desde el frigorífico que mantiene frescos tus alimentos hasta el horno que te permite preparar deliciosas comidas, estos dispositivos hacen la vida más fácil y eficiente.
No obstante, hay uno en particular que ha sido durante mucho tiempo un elemento esencial, pero que recientemente ha sido identificado como un verdadero peligro. Se trata de las cocinas de gas que, a pesar de su utilidad, ha sido denominado el “asesino silencioso”.
Según investigadores de la Universidad de Stanford, este electrodoméstico contribuye alrededor de 19,000 muertes de adultos cada año, sólo en Estados Unidos. Esta cifra alarmante podría ser aún mayor a nivel mundial, afectando a millones sin que las personas sean plenamente conscientes del riesgo.
Los peligros ocultos de las cocinas de gas
El estudio publicado en Science Advances, ha puesto de relieve los riesgos significativos asociados con el uso diario de las cocinas de gas. La principal preocupación es la exposición prolongada al dióxido de nitrógeno, un contaminante del aire interior que puede tener efectos graves en la salud.
Cabe señalar que este electrodoméstico aumenta el peligro en un 75% por encima de la directriz de exposición establecida por la OMS. Respirar este elemento a largo plazo es peligroso porque contribuye al desarrollo de enfermedades respiratorias crónicas.
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Cada vez que enciendes tu cocina de gas, estás liberando no solo dióxido de nitrógeno, sino también monóxido de carbono y benceno, todos ellos contaminantes que pueden tener efectos adversos sobre tu salud y la de tu familia, sobre todo en los niños.
Ante este peligro, las autoridades están empezando a tomar medidas. Se está considerando una ley que obligaría a colocar etiquetas de advertencia en las cocinas de gas, informando sobre los riesgos para la salud. Además, se prohibirá la instalación de nuevas conexiones de gas en muchos edificios.
Mientras tanto, si tienes este electrodoméstico en casa, es importante tomar precauciones para minimizar la exposición al dióxido de nitrógeno. Asegúrate de ventilar bien mientras cocinas o considera la posibilidad de comprar una placa de inducción o vitrocerámica.
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