Hace unos días, ocurrió un incomprensible incidente en el museo Hecht de Haifa, en Israel. Un niño de apenas cuatro años rompió una vasija con entre 3.500 y 4.000 años de antigüedad. Lo más curioso de todo, es cómo se lo tomó el museo.
La vasija, usada para transportar vino o aceite, estaba considerada un objeto arqueológico de gran valor, porque utensilios tan antiguos y frágiles, es muy raro que se encuentren enteros. Esta vasija en concreto, estaba datada entre los años 1500 y 2220 antes de Cristo. Se remonta a los tiempos bíblicos del Rey David, o el Rey Salomón.
Según cuenta el padre del niño en la BBC, el chaval sintió curiosidad por ver lo que había en el interior de la vasija. Al apoyarse en ella, la tiró y se rompió en docenas de pedazos, como se puede ver en la foto de apertura de la noticia.
Rompe una vasija en el museo… y le invitan a volver
El padre, Alex, se quedó “en shock” cuando vió el estropicio, según confiesa en la entrevista. En redes sociales algunos le culpan de no tener al niño controlado. Otros opinan que la culpa es del museo.
El museo Hecht se enorgullece de exponer algunas de sus piezas sin ningún tipo de cristal o protección, porque asegura que “tiene un encanto especial ver objetos antiguos sin obstrucciones”.
La vasija va a ser restaurada y volverá a ser colocada en el mismo sitio en unas semanas, aunque lógicamente ya no será lo mismo. Pero el museo no tiene intención de proteger las piezas expuestas.
¿Y que va a pasar con el niño? ¿Quién es el responsable de esta tráfica pérdida? La respuesta del museo ha sido de lo más curiosa.
Los responsables del museo Hecht han invitado al niño a volver, pero esta vez en una visita guiada: “Hay casos en los que los objetos expuestos se dañan intencionadamente, y esos casos se tratan con gran severidad, incluso con la participación de la policía. Pero esto ha sido un accidente”, declaró a la BBC Lihi Laszlo.
Un niño de 4 años rompió un jarrón con 3.500 años en un museo, y la reacción de los responsables tiene lógica: el niño no tiene culpa de nada, y si a esa edad ya tiene curiosidad por los museos, hay que fomentarla, invitándole a un tour guiado. Una decisión que todos aplaudimos.
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