Las carencias en los hospitales y la indolencia de algunos operadores del sistema de salud se han convertido en un arma letal para una población en la que el Estado está obligado, constitucionalmente, a garantizar la salud de su gente, sin distingo de clase.
Para encontrar una sala vacía en los principales hospitales del país hay que hacer malabares y sufrir la indolencia de algunos funcionarios del sector salud, que se han olvidado del juramento hipocrático y que carecen de sensibilidad humana ante el mal ajeno.
Penélope Pujols narró a El Nacional que en los últimos días su familia sufrió en “carne viva” las deficiencias que hay en los centros médicos del Estado donde, según ella, todo anda “maga por hombro”, con mucha deficiencias y hay carencia casi de todo.
Explicó que el pasado jueves viajó al municipio de El Cercado, en San Juan, a pasar el fin de año en familia y que en horas de la madrugada del jueves su niña, de 7 años de edad, convulsionó y que la llevó de inmediato al subcentro médico de allí, donde desesperadamente se encontró con la sala de emergencia cerrada, la única doctora que había estaba durmiendo y no había medicamentos, le pusieron un suero y la refirieron al Centro Regional Doctor Alejandro Cabral de San Juan de la Maguana.
En este hospital sí había medicamentos y se le dio asistencia de lugar, sin embargo, no habían los equipos necesarios y la niña continuaba en estado crítico y hobo que esperar al día siguiente para referirla a unos de los hospitales de Santo Domingo, porque no habían camas disponibles en cuidados intensivos del Robert Reid Cabral ni o en el Hugo Mendoza, de Santo Domingo Norte.
Indolencia
Ante ese estado de emergencia, logramos contactar a la directora del Centros Hospitalarios del Servicio Nacional de Salud, Yokasta Lara Hernández, esta funcionaria me dijo cuando esté donde el médico que le ponga el médico de turno para que le diera el resumen de la condición de la paciente, y desde entonces no volvió a tomar el teléfono.
Esa es una muestra palpable de como la indolencia de funcionario del sector salud se convierten en un arma letal para la población, especialmente para los estratos marginados de una sociedad que demanda de servidores públicos eficientes y, sobre todo, con sensibilidad humana que hagan acopio del juramento hipocrático de identificarse con el dolor ajeno.
Bondad hipocrática
Gracias a las gestiones que se hicieron se logró por otra vía conseguir una habitación en el Hospital Regional Hugo Mendoza, un moderno centro que sí pone en práctica el juramento hipocrático, y donde se le da a los pacientes un trato de calidad, gracias la buena gestión que lleva a cabo la directora de ese hospital pediátrico Dhamelisse Then Vanderhorst, quien realiza un gran trabajo en ese centro que debe ser emulado por muchos funcionario.