- Nicola Kelly
- BBC World Service
Corriendo entre los árboles, las hojas caídas crujiendo bajo sus pies, Valerie Stephan se concentra en su trote matutino y en paz.
“Cuando corro, siento que estoy logrando algo”, dice la atleta aficionada. “Me vuelvo más rápida, más fuerte. Es como una serie de pequeñas victorias”.
Hace 10 años, Valerie comenzó a trotar para mejorar su estado físico. Se inscribió para una carrera de 5 km, seguida de carreras de 10 km y luego una maratón. Pero pronto comenzó a levantarse temprano cada mañana para entrenar, y a priorizar el deporte por encima de todo.
“Empecé a darme cuenta de que el ejercicio me controlaba, en lugar de yo controlarlo a él. Se convirtió rápidamente en una obsesión”, dice.
“Tuvo un gran impacto en mi trabajo, en mi familia, en todos los aspectos de mi vida. Con el tiempo, el ejercicio se volvió poco saludable”, agrega.
A medida que la adicción creció, Valerie se aisló cada vez más de las personas más cercanas a ella.
“Dañó mis relaciones”, dice. “Algunas personas simplemente no entendieron o no vieron por qué tenía que hacer ejercicio. Creían que estaba un poco loca”.
Llegar tarde, reprogramar y cancelar citas se convirtió en la norma. Valerie comenzó a juntarse con amigos con la condición de que hicieran algún deporte juntos, como squash o natación. Solo podía relajarse cuando había alcanzado su meta de ejercicio físico del día.
“Ellos pensaban que no quería verlos”, dice. “Los veía pero tenía que entrenar mucho de antemano o me sentía muy culpable. Era como un intercambio constante”.
Su obsesión por el ejercicio también afectó otras relaciones significativas.
“Nunca podía descansar, siempre estaba escapando. Nunca quería pasar tiempo en mi casa”, dice.
“Todo lo que quería hacer era demostrar que era un superhumano que tenía el control total; no podía mostrar lo difícil que era para mí emocionalmente”.
Después de años de estresar su cuerpo y su mente al máximo, Valerie se deprimió. Entonces, decidió tomarse cuatro meses fuera del trabajo para recuperarse.
Los psicólogos dicen que la adicción al ejercicio cae dentro de la categoría de adicción conductual, en la cual el comportamiento de una persona se vuelve obsesivo, compulsivo o causa disfunción en la vida de una persona.
Se cree que afecta a aproximadamente el 3% de las personas, aumentando al 10% entre los corredores de alto rendimiento.
Por lo general, los más vulnerables son los atletas aficionados, como Valerie, que buscan en el deporte alivio de la angustia interna, dice la psicóloga consultora Chetna Kang, del Hospital Priory en el norte de Londres.
“A menudo, las personas acuden a una clínica con un colapso de la relación, ansiedad, depresión …pero cuando comienzas a eliminar eso, te das cuenta de que el ejercicio es el culpable”, dice.
“No es extremadamente común, pero cada vez lo es más”.
¿Qué es la adicción al ejercicio?
La doctora Caz Nahman es psiquiatra de niños y adolescentes que se especializa en trastornos alimenticios: el ejercicio excesivo ocurre a menudo en sus pacientes.
- Es difícil definir exactamente qué es la adicción al ejercicio: es un área poco investigada y las personas usan diferentes términos como dependencia del ejercicio, ejercicio compulsivo y ejercicio obligatorio.
- El ejercicio generalmente es beneficioso para la salud mental, es una excelente forma de controlar la depresión leve o la ansiedad severa, pero hacer ejercicio en exceso puede tener un impacto negativo.
- Las aplicaciones relativas a la actividad física pueden alimentar la adicción y la obsesión, especialmente si te impulsan a conseguir logros. Además, compartir datos en las redes sociales significa que el ejercicio se vuelve público y competitivo, lo que podría causar problemas en alguien que es vulnerable.
Los síntomas de un ejercicio excesivo incluyen lesiones como fracturas por estrés, tendinitis y un bajo sistema inmunitario.
Las mujeres corren el riesgo de lo que se conoce como la “tríada de la atleta femenina”, que incluye la pérdida de la menstruación, la osteoporosis y los trastornos alimentarios. Para los hombres, se ha demostrado que el ejercicio intenso disminuye la libido.
Martin Turner, psicólogo de deporte y ejercicio de la Universidad Metropolitana de Manchester, ha trabajado con atletas durante 10 años y regularmente se encuentra con personas consumidas por su identidad atlética.
“Creen que su éxito como atleta refleja su valor como ser humano. ‘Tengo éxito como atleta, por lo tanto soy valioso. Fracaso como atleta, por lo tanto no valgo nada'”, dice.
“Correr ahora es parte de quién eres. Si no corres, ¿quién eres?”, agrega.
Los estudios de Turner reflejan que este tipo de “creencias ilógicas” están asociadas con una mayor dependencia del ejercicio, depresión, ira, ansiedad y agotamiento.
“Hay tres razones principales por las que estas creencias son ilógicas”, dice.
“Primero, obstaculizan el bienestar en lugar de ayudarlo. En segundo lugar, reflejan una motivación a corto plazo y basada en la culpa, donde las personas corren para evitar la culpa, en lugar de correr por sí mismas”, agrega.
“Y tercero, no son consistentes de la realidad. Tienes que respirar, comer, hidratarte y dormir. No tienes que correr”.
Síntomas de abstinencia y dependencia a las aplicaciones
Librarse de la adrenalina y de las endorfinas que se producen a través del deporte puede ser particularmente difícil.
Para Valerie, los intentos de reducir la cantidad de ejercicio que realizaba han tenido un fuerte impacto en su bienestar, a menudo haciéndola sentir más inquieta. Esto, dice, la mantiene atrapada en un círculo vicioso.
“Me siento realmente ansiosa cuando no puedo entrenar”, dice ella. “No puedo dormir, tengo dolores de cabeza. Un día en que no he estado haciendo ejercicio parece que he estado en prisión, atrapada”.
Disminuir la cantidad de ejercicio físico puede ser todo un desafío cuando la persona está rodeada de aplicaciones y tecnología portátil como Strava, Garmin, FitBit y otras.
“Me encantan las aplicaciones. Las miro todos los días, controlando mi ritmo, el volumen de entrenamiento que hago, el progreso que he logrado”, dice Valerie.
“Puedes recibir muchas felicitaciones, ves cómo has mejorado y puedes ver lo que están haciendo tus amigos. Pero si tengo una maratón y mi amigo está entrenando mucho más, siento presión por ponerme al día.”
Este acceso a los datos, dice el psicólogo deportivo Martin Turner, puede agregarse a la obsesión, perjudicando la recuperación.
“Los resultados de las aplicaciones te dan una inyección de autoestima”, dice. “El problema es que las aplicaciones siguen diciéndote que te has quedado corto. No eres tan bueno como la última vez o no eres tan bueno como tu amigo. Compites constantemente con otros de una manera muy orientada a los resultados”.
Esto empeora si su autoestima está relacionada a tus logros, dice Turner. “Si mi aplicación me dice que me he quedado corto, y también creo que ‘cuando fallo, me convierte en un completo fracaso’, entonces este juicio externo es aún más problemático”.
La entrenadora británica de triatlón Audrey Livingstone dice que las aplicaciones y las tecnologías portátiles han llevado a un estado poco saludable para hacer ejercicio entre los atletas que entrena.
“Algunos de ellos no disfrutan lo que están haciendo, están demasiado ocupados mirando lo que otras personas están haciendo”, dice.
“Les digo que solo necesitan hacerlo mejor que la última vez. ‘Concéntrese en su propio desempeño'”.
La entrenadora, incluso, intenta distraerlos e impulsarles la necesidad de descansar.
“Reduzco la cantidad de trabajo que hacen y les doy una semana de recuperación. Pero no les gusta, lo cuestionan y algunos luchan con eso”, dice Livingstone.
“Simplemente no entienden por qué necesitan descansar a veces”.
El camino hacia la recuperación
Como con cualquier otra adicción, romper el ciclo y avanzar hacia la recuperación puede ser un proceso largo y complicado. Turner cree que el primer paso es reconocer la adicción.
“Una de las cosas que los atletas deben hacer es reconocer sus pensamientos, motivos, creencias y desafiarlos”, dice.
“Ser más realista y flexible, y decir: ‘Si no entreno hoy, es malo, pero ciertamente no es lo peor del mundo'”, agrega.
Para Valerie, recuperarse y regresar a un equilibrio saludable entre ejercicio y descanso es un desafío continuo. Ahora, con el apoyo de sus seres queridos, cree que está en camino a la recuperación.
“Se trata de dejar de entrenar, de no estar obsesionado, aprender a no controlarlo todo y decir: ‘No necesitas ser perfecto’“, dice.