Buika no necesita los artilugios a los que se aferran otros cantantes para hacer de su performance la diferencia. Solo basta su voz. Lo demás es lo demás.
Las cosas simples, así como el título de su primera canción entregada la noche del sábado en el teatro La Fiesta, se agigantan con su sola presencia.
Casi cerca de las 11:00 de la noche “La voz de la libertad” inició su recorrido por uno de los repertorios más intensos de artista alguno en el inicio de su “Buika Music World Tour”.
Ella no necesita de una “big band”. Su micro banda está integrada por cuatro maestros de la música: Daroll Méndez, bajista, Edgar Molina, percusión y Carlos Peña en la guitarra, dirigidos por el trombonista Santiago Cañada.
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Acompañan a su voz quejumbrosa, tierna, y potente a la vez, en temas como Pa’ todo el año, Yo me lo merezco grabado junto a Carlos Santana; Jodida pero contenta, Brujería y No quiere volver, entre otras con las que se pasea por ritmos como el flamenco, el soul, el jazz, la copla y el fado.
En un teatro a toda capacidad, visiblemente emocionada, la cantante reiteró lo que había dicho en algunos medios de comunicación a su llegada al país.
“Empezar mi gira desde aquí sin duda es un regalo del Cielo. Esperen de esta noche algo bonito, tengo la sensación de que este va a ser uno de los conciertos más importantes para mí de este año”. Sin duda, así fue.
Dolor de rumba, No habrá nadie en el mundo, Te busqué, Volver, volver, Último trago, y Cisne blanco también formaron parte del repertorio entregado por la artista en una noche definida por ella como “espectacular”.
“Es una noche espectacular, en una sala maravillosa, en una ciudad mágica, con una gente que no solamente está guapísima, sino que además tengo familia, amigos. Esta noche se la voy a dedicar a todos vosotros, pero sobre todo a quienes no han podido estar porque se lo han perdido”, dijo.
Entre el público se encontraban artistas dominicanos como José Antonio Rodríguez, Pavel Núñez y Manuel Tejada, quienes disfrutaron de principio a fin uno de los repertorios más exigentes, y, entre ellos, una persona muy especial para la cantante: su hijo, a quien pidió perdón por el tiempo que su carrera de cantante le ha “robado”.
«Como madre soy un desastre, yo no quería saber nada de eso, pero conocí a un hombre maravilloso y quisimos tener un hijo y él llegó. Me pongo nerviosa cuando él viene a los conciertos, pero hay que reconocer que cuando uno está frente a los hijos, uno es valiente. Quiero pedirle perdón y quiero que sepa que nunca le faltará su madre, esté yo viva o muerta”.
Y con estas palabras dio paso a una de las canciones más esperada por el público: Mi niña Lola, la que, como era de esperarse, le fue arrebatada por un coro que parecía no tener fin.
A las 11:50 de la noche la afamada cantante se despidió de un público que se resistía a dejarla ir, pero ella daba por concluido un concierto de pura energía, bajo la producción de Vibra Productions, del empresario Billy Hasbún.
Contraparte
El concierto contó con la participación del dominicano Badir como contraparte local, quien abrió a las 9:30 de la noche, con “Felicidades”, para continuar con “Yo no tengo la culpa”, “Dejarte correr”, “Bohemio enamorado”, “No entiendo”, “Dos amantes”, “Algo contigo”, “ Regálame un minuto más”, entre otros temas.