Para sorpresa de nadie, el mandatario estadounidense, Donald Trump, está dispuesto a acabar con todo aquel que se muestre en desacuerdo con sus declaraciones y políticas, lo que ha puesto en evidencia recientemente al dejar de emplear a Shira Perlmutter, registradora de Derechos de Autor y Directora de la Oficina de Derechos de Autor del país norteamericano.
Hasta ahora, Perlmutter, elegida para este puesto en octubre de 2020 y empleada del poder legislativo, se encargaba de asesorar al Congreso estadounidense y al poder ejecutivo sobre políticas relacionadas con el copyright y ha dirigido diferentes disposiciones de la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos.
El motivo por el que la Administración de Donald Trump ha optado por prescindir de su trabajo no es otro que el de permitir que haya salido a la luz una versión preliminar de un documento en el que se menciona que no se están haciendo bien las cosas en relación con el entrenamiento de modelos de IA.
Más concretamente, en este escrito, el tercero de una serie de informes realizados por esta Oficina, se indica que los modelos de entrenamiento de la inteligencia artificial se componen principalmente de información protegida por derechos de autor y que, por tanto, estarían violando el copyright.
“Varias etapas en el desarrollo de la IA generativa implican el uso de obras protegidas por derechos de autor de maneras que implican los derechos exclusivos de los propietarios”, se indica en el documento, en el que también se adelanta que “la cuestión clave, como coincidieron la mayoría de los comentaristas, es si esos actos de infracción se pueden excusar como uso justo”.
Con ello, se expone cómo la IA se puede convertir en un problema cuando hay un beneficio económico de por medio, como ocurre, entre otros casos, con la inteligencia artificial de X, propiedad del hasta ahora amigo y consejero del presidente norteamericano, Elon Musk.
“Hacer uso comercial de vastas bases de datos de obras protegidas por derechos de autor para producir contenido expresivo que compita con ellas en los mercados existentes, especialmente cuando esto se logra mediante el acceso ilegal, va más allá de los límites establecidos para el uso legítimo”, se añade en el documento en cuestión.
Asimismo, se subraya que estas tecnologías innovadoras deberían beneficiar tanto a los que las diseñan (esto es, a los desarrolladores de estas herramientas de IA) “como a los creadores cuyo contenido las impulsa, así como al público en general” y que, por ende, debe haber un mayor control de qué hacen estas empresas con información protegida por copyright.
Lo que está claro es que Trump no quiere que se conozcan los procedimientos mediante los cuales hoy Estados Unidos es líder en el desarrollo de herramientas impulsadas por IA y menos si, como en este caso, son ilegítimos.
En contra de las decisiones de Trump
Si bien en la previa de este documento se ha indicado que la versión final “se publicará sin que se esperen cambios sustanciales en el análisis ni en las conclusiones”, es muy posible que, debido a esta orden presidencial, el informe llegue a conclusiones diferentes una vez llegue al público.
Las críticas por este despido no se han hecho esperar y así lo ha comentado el demócrata de mayor rango en el Comité de Administración de la Cámara de Representantes, Joe Morelle, que ha sugerido que su cese no es fruto de la casualidad y ha calificado el despido como una “toma de poder sin precedentes y sin base legal”.
“La registradora Perlmutter es una patriota y su mandato ha impulsado a la Oficina de Derechos de Autor al siglo XXI, modernizando integralmente sus operaciones y estableciendo estándares globales en la intersección de la IA y la propiedad intelectual”, ha expresado en un comunicado.
Con ello, ha aprovechado que tiene cuenta en X para sacarle los colores a su propietario, señalando que Eno es coincidencia que [Trump] actuara menos de un día después de que ella se negara a aprobar los esfuerzos de Elon Musk de explotar obras con copyright para entrenar modelos de IA”.
Dede la Federación Estadounidense de Músicos (AMF, por sus siglas en inglés), han considerado que el despido de Perlmutter es “injustificado” y que “perjudicará gravemente a toda la comunidad de derechos de autor”. “Ella comprendió lo que todos sabemos, que la creatividad humana y la autoría son la base de la legislación sobre derechos de autor y, por ello, al parecer, ha perdido su trabajo”, han subrayado.
No es el primer despido polémico
Conviene apuntar que el cese de Perlmutter ha tenido lugar tan solo unos días después del fin del contrato de la bibliotecaria del Congreso estadounidense, Carla Hayden, primera mujer y primera afroamericana en ocupar dicho cargo en 2016, por orden del expresidente Barack Obama.
En su caso, recibió el aviso de su despido por correo electrónico, enviado por la Oficina de Personal Presidencial de la Casa Blanca, tal y como adelantó entonces Associated Press, que accedió a dicha comunicación. En ella se la informaba de que su posición terminaba “con efecto inmediato”.
Este medio recordó también que la destitución de Hayden, que fue precisamente quien propuso a Perlmutter para su cargo, llegaba poco después de que un grupo de defensa conservador conocido como Fundación de Responsabilidad Americana (AAF, por sus siglas en inglés) la criticara por posicionarse en contra del actual presidente de Estados Unidos.
“La actual bibliotecaria del Congreso, Carla Hayden, es progresista, anti-Trump y promueve la participación de niños trans. ¡Es hora de sacarla de aquí y contratar a alguien nuevo para el puesto”, indicó AAF en su cuenta oficial de X el jueves, poco antes de que se oficializara su despido.
Ese mismo día, el administrador interino de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), Cameron Hamilton, también fue destituido de su cargo, poco después de defender en el Capitolio la importancia de su trabajo ante desastres naturales como los huracanes que arrasan el país cada año.
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Etiquetas: Inteligencia artificial, copyright, Estados Unidos