El planeta Venus sigue siendo un enigma para los científicos, pese a ser similar en tamaño y composición que la Tierra. En cambio, a Marte hemos enviado multitud de Rover. Apenas poseemos un puñado de imágenes de la superficie de Venus, y tienen casi 50 años.
Venus está a algo más de 200 millones de kilómetros de la Tierra, solo 19 millones de Kilómetros más alejado que Marte. Pero aún así, le hemos dado la espalda. Aunque por una buena razón.
Curiosamente, la primera nave terrestre que visitó otro planeta, fue a Venus. La sonda Mariner 2 de la NASA llegó hasta sus cercanías en 1962, y durante 42 minutos pudo escanear el planeta. Pero nunca aterrizó.
A partir de entonces se produjo una carrera entre la NASA y la Unión Soviética para ver quién aterrizaba antes en Venus.
Venus, ¿la Tierra del futuro?
Tras 8 misiones fallidas, los rusos consiguieron llegar a la superficie con la nave Venera 3 en 1965, pero no llegó a aterrizar. Eso ocurrió con la Venera 7, en 1970. Después algunas más, todas soviéticas, según cuenta PetaPixel.
Solo las Venera 9 y 10, en 1975, y las Venera 13 y 14, en 1982, consiguieron enviar a la Tierra algunas fotos de la superficie de Venus, antes de destruirse. Puedes verlas todas reunidas en este vídeo. Las fotos revelan un planeta desolado de atmósfera amarilla:
La Venera 13 es la sonda que más tiempo ha conseguido permanecer en la superficie, un total de 127 minutos.
¿Por qué es tan dificíl aterrizar y permanecer en Venus? La razón es sencilla: la temperatura de la superficie ronda los 450 grados Centígrados, y la presión es 90 veces superior a la que tenemos en la Tierra. Las naves que llegan, literamente se deshacen por el calor, o se destruyen por la enorme presión.
Muchos científicos ven en Venus, una Tierra del futuro derrotada por el cambio climático.
En su origen, Venus era un planeta gemelo de la Tierra. Ambos tienen más o menos el mismo tamaño, similar composición, se formaron en la misma época, y tienen una gravedad similar. Entonces, ¿por qué son tan diferentes?
La clave está en la atmósfera… y en la vida. Venus tiene una atmósfera más fina y densa que la Tierra, formada principalmente por dióxido de carbono, como aquí. Pero allí no hay plantas que procesen ese dióxido de carbono para transformarlo en oxígeno, ni océanos para absorberlo.
Así que el CO2 ha ascendido a las capas altas de la atmósfera, y ha originado un efecto invernadero, que ha calentado la superficie hasta los 400 grados centígrados. A ello contribuyen también los numerosos volcanes que tiene.
Lo que le ha pasado a Venus es lo que pasará la Tierra si los bosques y la plantas no pueden procesar el CO2, y el efecto invernadero aumenta. Con cada vez menos árboles y más contaminación, no es imposible.
Las temperaturas irán aumentado, los mares y ríos se irán secando por la evaporación, y en unos cientos o miles de años, se acabaría con toda la vida en la Tierra. Por eso es tan importante volver a Venus, para estudiar estas consecuencias.
Ya hay nuevas misiones previstas para los próximos años. La NASA enviará a Venus la sonda DAVINCI en 2029, y la Agencia Espacial Europea la EnVision en 2030. Pero ninguna de las dos aterrizarán en el planeta.
Así que parece que tendrán que pasar algunas décadas, antes de que volvamos a ver nuevas fotos de la superficie de Venus.