Hoy, conseguir el trabajo soñado como programador ya no es tan fácil como antes. Como ya bien sabrás, la inteligencia artificial se ha metido de lleno en este mundo y está poniendo patas arriba el mercado laboral con un debate en carne viva que está lejos de cerrarse.
El grave problema es que esto ha llegado a tal punto que hay recién graduados en este sector que, tras enviar cientos o miles de solicitudes, solo han recibido llamadas de cadenas de comida rápida. Y es que, si antes sobraban las ofertas, parece que ahora la competencia es extrema.
Yendo a los números, en 2024, había más de 170.000 estudiantes en carreras de informática en EEUU, el doble que una década antes. Pero esto ahora ha cambiado y las grandes como Amazon, Microsoft, Meta o Intel han recortado miles de puestos, y las herramientas de IA ahora hacen en segundos lo que un programador junior haría en horas.
Eso ha cerrado muchísimas puertas a quienes se están incorporando al mercado y las cifras hablan por sí solas. La tasa de paro para recién titulados en informática ya ronda el 6%, y en ingeniería informática supera el 7%. Para comparar, en carreras como biología o historia del arte apenas llega al 3%. Y para quienes están buscando su primer trabajo, esto se siente como correr contra una pared.
La IA barre por completo los puestos de entrada y eleva al máximo la exigencia
Pero el problema no es solo que se contrate menos, sino que los puestos de entrada son justo los que la IA sustituye con más facilidad. Esto hace que mucha gente se quede fuera antes de que una persona siquiera lea su perfil.
Además, las compañías ya no solo buscan que sepas programar y quieren gente que controle a la perfección la IA, que sepa entenderla, integrarla y trabajar con ella. El problema es que muchas universidades van tarde introduciendo estos contenidos. Toca, en este caso, que sean los propios estudiantes los que, de forma proactiva, se pongan manos a la obra con esta tecnología.
Si se sigue por este camino, se habla de que, de aquí a 2030 se perderán hasta 90 millones de empleos por la automatización, aunque también podrían generarse más de 170 millones nuevos. El balance es positivo, pero con un coste que no se puede ignorar o mirar hacia otro lado.
Investigadores frenan la euforia con la IA y respaldan a los programadores
Comentar que, por supuesto, esto se trata de un caso aislado y que la realidad es que, al menos por ahora, los programadores parece que están a salvo en lo que a la llegada de la IA se refiere y que esta se ha convertido más en un aliado que en un enemigo.
Sin ir más lejos, recientemente un estudio liderado por el equipo CSAIL del MIT, quiso poner los puntos sobre las íes y hablar alto y claro de la realidad. Comentan que a día de hoy la IA puede darte código, resolver ejercicios tipo LeetCode o incluso ayudar en tareas pesadas, pero la programación a gran escala o incluso empresarial es otro mundo.
No solo implica escribir código al uso, sino mantener sistemas de millones de líneas, migrar tecnología que se ha quedado anticuada de un lenguaje a otro, testear fallos que solo un ojo experto puede reconocer y documentar decisiones de proyectos que han evolucionado durante años.
Armando Solar-Lezama, uno de los profesores detrás del informe, lo explica perfectamente: “Todo el mundo habla de automatizar, de que sobra el programador… pero el ‘trabajo’ real es mucho más complejo que poner líneas de código sobre la mesa”.
Con todo esto, queda claro una cosa, al menos para 2025: los programadores ya no serán medidos por cuánto código escriben, sino por cómo lo depuran y optimizan. Ya no se medirán por sus capacidades para crearlo, sino por cómo entienden el manejo de las aplicaciones y programas para evitar que quede obsoleto.
Por otro lado, siguen siendo necesarios si lo que se busca es entender las necesidades empresariales y los requisitos técnicos. Todo esto son habilidades que las máquinas no replican. Un buen programador en 2025 deberá actuar como puente.
Por supuesto, controlar la IA será esencial y, por lo tanto, entender cómo funciona y dónde está fallando se convertirá en su principal cometido. Como antes se ha mencionado, los desarrolladores que dependen ciegamente de herramientas como ChatGPT suelen generar código lleno de problemas de seguridad.
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