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Los móviles se han puesto las pilas, pero todavía no sabemos si eso es bueno o malo

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Permitidme que me ponga en plan abuelo cebolleta, pero es que todavía me encuentro con algunas personas que me dicen que solo cargan el móvil cuando se agota la batería para que no se desajusten los ciclos y dure más…y me lo dijo en serio.

Y ahí estaba yo, en pleno 2023, explicándole que es posible que eso sucediera con los Nokia 3310 y que en lugar de una semana y media, la batería durara solo una semana (sí, una semana. Antes lo de llevar el cargador encima sí que era opcional), pero que ahora las baterías de los móviles modernos poco tienen que ver con aquellas.

Lo cierto es que la batería de los dispositivos actuales, así en general, es un elemento que ha evolucionado muchísimo, pero no siempre se tiene conciencia de ese avance. Quiero decir, sale una nueva generación de móviles con una potencia similar a la de un ordenador de sobremesa, una pantalla con mejor calidad que tu TV…y ves normal que todo eso funcione sin problema durante todo el día. De hecho, protestamos si no lo hace.

Por ponernos en contexto, los míticos móviles Nokia de la generación del 3310, del cual atesoro una unidad, montaban una batería de 1200 mAh y su cargador entregaba 2,5 W. Son unas cifras que casi dan ternura si los comparamos con los 5.000 mAh de media que tienen muchos móviles y hasta 240 W que entregan sus cargadores. ¡Date cuenta si ha cambiado la cosa!

¡Quiero carga rápida y la quiero ya!

Haciendo un repaso del mercado actual de móviles creo que se divide entre los móviles de tipo Carpe Diem y los “previsores”.

Los del primer grupo apuestan por vivir el aquí y ahora, con una carga rápida muy potente que, en apenas unos minutos, recupera gran parte de su autonomía para seguir con su vida. ¡Quiero una carga rápida y la quiero ya!

En este grupo entraría la mayoría de móviles del mercado, que apuestan por una batería de entre 4.500 y 5.000 mAh que aporta autonomía para un día de uso, pero cuenta con el apoyo de una carga rápida de entre 80 W y 150 W.

Hablamos de móviles como el realme GT Neo 3, con una carga de 150 W, o el Xiaomi 12 Pro con una carga de 120 W. En ambos la carga se completa en unos 20 minutos. Lo que permite no tener que preocuparte por la carga durante todo el día o, en casos excepcionales de uso intenso, enchufarlo unos minutos mientras tomas un café para volver a recuperar el 100% de su autonomía.

Personalmente, creo que esta es la combinación que mejor se adapta a mi tipo de uso ya que, en un día normal, los 4.500 o 4.600 mAh que almacenan las baterías de estos dispositivos son suficientes para usar el móvil durante todo el día y llegar a la noche con un 15% o un 20% de carga.

Pero lo que realmente me ha dado calidad de vida es saber que bastan 15 minutos de carga para volver a recuperar más del 60% de carga. Me ha pasado alguna vez que, por despiste, no he cargado el móvil antes de salir de casa o que durante un viaje he usado el móvil más de lo habitual. Saber que puedo enchufarlo mientras me preparo para salir de casa, o mientras espero mi vuelo, y en unos minutos volveré a tenerlo operativo durante horas es un alivio.

Y qué hay de la salud de la batería, ¡es que nadie piensa en las baterías!

Por otro lado, está el grupo de los “previsores”. Sí, con comillas.

En este grupo encontramos a algunas marcas como Apple con sus iPhone 14, Samsung con los Galaxy S23 Ultra o Sony con sus Xperia 5 IV que, enarbolando la bandera de la salud de la batería argumentan que las cargas rápidas degradan la capacidad de carga de la batería, y por eso sus móviles no soportan cargas de más de 45 W…y además, al no soportarlo, se ahorran el tener que incluir un cargador compatible junto a smartphone. ¡Todo son ventajas!

Además, argumentan que de ese modo el smartphone durará más tiempo en perfecto estado. No te preocupes, es más probable que tengas que cambiarlo antes de dos años porque la pantalla se ha reventado por una caída, que por la degradación de la batería. A veces la cruda realidad conspira para llevarnos la contraria.

Les compro el argumento, pero solo a medias. Es cierto que las cargas rápidas degradan las baterías. Cuando se aplica tanta tensión de golpe a los componentes de la batería su funcionamiento se lleva al extremo, por lo que sería de necios afirmar que no pasa nada.

Sin embargo, los móviles actuales usan trucos para minimizar el impacto de estas cargas rápidas, que van desde el ajuste y filtrado de la electricidad desde el propio enchufe, pasando por el control del voltaje en el cable, chips de control de carga en el conector o unos procesadores que aplican Inteligencia Artificial en el proceso de carga para adaptarla a tus hábitos de uso.

De hecho, algunos de estos móviles que incluyen carga rápida de más de 100 W, cuentan con una opción que debes activar expresamente para aprovechar todo el potencial de carga que soporta. De lo contrario, se cargará con una potencia menor.

Además de todo esto, la mayoría cuentan con funciones de protección para la batería, que incluye el aprendizaje de patrones para bajar la intensidad al mínimo para las cargas durante la noche y únicamente subir la potencia antes de que suene la alarma programada para despertarte, o límites de carga hasta el 80% para reducir todavía más la degradación.

Es decir, que tu móvil soporte carga rápida no implica que siempre que se conecte a un cargador se esté utilizando el máximo de potencia para cargarlo. De hecho, si no lo configuras correctamente, es posible que no lo haga.

La gran diferencia es que, un móvil con una carga rápida de 240 W puede configurarse para cargar a 65 W cuando no tengas prisa, y darlo todo cuando el tiempo apremia, pero uno que no soporte más de 45 W ya queda limitado de fábrica y te condena a esperas de más de una hora. Yo tengo clara mi preferencia, ¿y tú?

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