- Rafael Abuchaibe (@RafaelAbuchaibe)
- BBC News Mundo
Los científicos que estudian el clima han estado advirtiendo desde hace meses sobre la posible formación del fenómeno de El Niño durante el verano boreal, dadas las condiciones actuales en el Océano Pacífico.
La última vez que se formó El Niño fue en 2016 y sus efectos se dejaron sentir en todo el mundo, contribuyendo al aumento récord de las temperaturas globales, a la pérdida de bosques tropicales, al blanqueamiento de corales y al deshielo polar.
La posibilidad de que en los próximos meses se forme un Niño potente preocupa a los científicos, en un contexto en el que se ha detectado un calentamiento “brusco e inesperado” de los océanos.
Todo esto, en conjunto, podría llevar la temperatura global a niveles récord entre 2023 y 2024.
Para predecir el fenómeno de El Niño, los científicos miden diversos factores, como la velocidad de los vientos alisios y las temperaturas de las aguas de los océanos, tanto en la superficie como en las profundidades.
Además, los científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA usan imágenes satelitales para estudiar las llamadas ondas Kelvin, y así poder predecir con mayor certeza las probabilidades de que se genere El Niño.
“Cuando medimos los niveles del mar usando altímetros en el espacio”, dijo Nadya Vinogradova Shiffer, científica del programa Sentinel-6 de la NASA en un comunicado, “no solo vemos la forma y altura del agua, sino el movimiento de ondas como las Kelvin”.
Pero, ¿qué son esas ondas que han detectado en las últimas semanas los expertos de la NASA y por qué las usan para predecir fenómenos como El Niño?
Las ondas Kelvin
Las olas que ves cuando vas a la playa se producen por la presión que ejerce la atmósfera sobre el agua: los aumentos en la presión hacen que el agua de la superficie se comprima y se expanda. En ese ir y venir, se crean las olas.
Durante ese movimiento ondulatorio, las aguas cálidas de la superficie se mezclan con el agua más fría de las profundidades, creando las corrientes.
Las ondas Kelvin -descubiertas en 1879 por William Thompson, conocido después como Lord Kelvin-, siguen el mismo principio.
Según explica el JPL, las ondas Kelvin tienen aproximadamente entre 5 y 10 centímetros de altura en la superficie del océano y cientos de kilómetros de ancho, y se mueven de oeste a este.
Cuando se forman en el ecuador, como se ha detectado en las últimas semanas, las ondas de Kelvin llevan el agua cálida, que se asocia con niveles más altos del mar, desde el Pacífico occidental hasta el Pacífico oriental, hacia la costa oeste de Sudamérica.
Las ondas Kelvin que comienzan en la primavera boreal se consideran como precursoras de El Niño, fenómeno que se caracteriza por niveles del mar más altos y temperaturas oceánicas más cálidas que el promedio a lo largo de las costas occidentales de las Américas.
Ondas Kelvin y El Niño
Al haber mayor calor en esas aguas, hay mayor evaporación, y al haber mayor evaporación, hay mayores precipitaciones y eventos climáticos extremos.
“Las ondas Kelvin son algo que usualmente vemos como un precursor de El Niño”, le cuenta a BBC Mundo el investigador de la NASA Josh Willis.
“Ha habido varios eventos de El Niño históricos en los últimos años (1996-1997, 2015-2016) y en todos se han visto ondas Kelvin antes de que ocurrieran”.
A través las imágenes satelitales, los científicos pueden tener una idea visual más clara de cómo se distribuyen las temperaturas en el Pacífico.
Y potencialmente, de cuán intenso será El Niño que se está formando.
“Creo que es mucho más factible que tengamos El Niño este año, a que no lo tengamos”, dice Willis, “pero si es uno grande o pequeño, es algo que tendremos que esperar para saberlo”.
Lo que sí se puede decir con certeza es que con el aumento de las temperaturas globales a causa del cambio climático, cualquier aumento adicional como el que puede traer El Niño, tendrá consecuencias significativas.
“Los datos satelitales del periodo entre marzo y abril, mostraban que para el 24 de abril, las ondas Kelvin habían acumulado mayores niveles de aguas más cálidas en las costas de Perú, Ecuador y Colombia”, dijo el JPL en su comunicado.
Estos datos se vieron reflejados, por ejemplo, en los aumentos históricos en temperaturas que Perú reportó durante abril.
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