SANTO DOMINGO.- Hace catorce años que el terror dejó de resonar en la figura de Luis Días, conocido como «El Terror» Díaz, desde aquel 8 de diciembre de 2009.
Este destacado músico, compositor y arreglista dominicano dejó un legado invaluable en la cultura de la República Dominicana.
Mi fascinación por lo brujo, curandero y hechicero en el país se centraba en Maguana Arriba, al norte de San Juan de la Maguana, compartiendo un norte común con el sur de Santo Domingo, Papá Liborio; luego, esa capital se convertía en un espacio alegre, convocando a «Baila en la Calle» en carnaval.
Hoy, sus encantos y arrebatos ya no resuenan, directamente, “Ay ombe”, pero se manifiestan en «Andresito Reyna» y «El corazón del pueblo». Su influencia en «Transporte Urbano» se destacaba como guerrero, distinguiéndose en la cultura dominicana por su libertad expresiva.
Luis Díaz Portorreal, o Luis Días, fue un referente para quienes buscaban adentrarse en los aspectos de la cultura de los barrios.
UN JURADO CAUTELOSO Y LEAL
Como jurado fue cauteloso, como parte de festivales musicales fue leal y apasionado en sus relaciones. Fue reconocido y premiado por sus creaciones y grabaciones.
Este compositor dominicano vio cómo diferentes artistas y orquestas interpretaron sus creaciones, como Sonia Silvestre (Mi Guachimán, Yo Quiero Andar, Andresito Reyna), Sergio Vargas (Marola, Las Vampiras), entre otros, expresando lo dominicano. Considerado como el padre del rock dominicano.
La herencia de Luis Días perdura en la escena musical dominicana y más allá; su influencia en la música y la cultura sigue siendo evidente en la obra de muchos artistas contemporáneos.
Nació en un sábado de verano en el municipio de Bonao, provincia Monseñor Nouel, República Dominicana, el 21 de junio de 1952.
Luis, declarado por el Estado Dominicano como Patrimonio Cultural de la Nación, dejó un legado de imaginación rica y creativa.
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