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A lo largo de la historia, figuras como Nostradamus no han sido las únicas en dejar un legado profético; muchos videntes han emergido en diferentes culturas, cada uno con su propio mensaje. Entre ellos, destaca el enigmático Fu Chau Fa, conocido como el “Nostradamus chino”, quien dedicó su vida a viajar por diversos países, difundiendo una filosofía única de cambio y evolución. Su objetivo, más allá de las fronteras, era advertir sobre los desafíos futuros de la humanidad y promover una visión de unidad y paz mundial.
Fu Chau Fa dejó una profunda huella en la historia de la adivinación en los años 30. Nacido en un contexto de transformación, se autodefinió como Único salvador del mundo entero y Conocedor de la causa del Universo, títulos que reflejaban su carácter visionario y que le acompañaron durante su paso por distintas regiones del mundo. Su misión lo llevó a recorrer continentes, predicando un mensaje que, con el tiempo, despertaría curiosidad y controversia a partes iguales.
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En su estancia en Latinoamérica y posteriormente en España, donde se casó con una mujer gallega, Fu Chau Fa pronunció algunas de sus profecías más inquietantes. Este filósofo-profeta sostenía que “ni república, ni comunismo, ni monarquía” podrían aportar la auténtica felicidad a la humanidad.
Su visión, como explicó en una entrevista concedida a Heraldo, se centraba en una “evolución natural” que, inevitablemente, conduciría a una transformación social global. Este mensaje, aunque enigmático para muchos, consolidó su imagen como un personaje controvertido en una época de cambios políticos y sociales.
Predicciones sobre la Revolución Cultural y más allá
Entre sus visiones, una de las más famosas es la que se ha interpretado como una alusión a la Revolución Cultural que sacudiría China décadas después. Su declaración de que “el mundo será un antro de tinieblas mientras no haya un idioma universal” resuena como un aviso sobre la fragmentación y los conflictos que, en sus palabras, vendrían de la falta de unidad. Su perspectiva fue considerada por muchos como premonitoria de eventos que provocarían profundas transformaciones en su país y en el mundo.
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Fu Chau Fa afirmaba que la humanidad se movía únicamente alrededor de tres ideas: amor, interés y política. Pero que unas “leyes universales de origen oculto” nos salvarían, elevando a la sociedad a un estado de felicidad dado por la evolución, no por un gobierno o sistema económico.
Las dos claves para la felicidad
El vidente trotamundos resumió toda su filosofía en dos contundentes máximas que reflejan su visión radical sobre la humanidad. La primera, que es su predicción más siniestra y repetida, sostenía que “mientras que no haya un idioma universal, el mundo será un antro de tinieblas”. Hacía referencia a la fragmentación lingüística como una barrera para la paz y la comprensión global.
La segunda, aún más intrigante, afirmaba que “mientras exista la cocina, no habrá salvación posible para la humanidad”, interpretando la dependencia de los alimentos cocinados como un obstáculo para la evolución humana. Es más, el vidente estaba convencido de que “todos los dolores del mundo tienen por causa la cocina”, pero no elaboró mayor explicación. Tal vez hacía referencia a los alimentos precocinados o ultraprocesados y a su impacto en nuestra salud como traba para encontrar el bienestar.
Estas afirmaciones, aunque desconcertantes, son un claro reflejo de su pensamiento singular y de su apuesta por una transformación radical en los modos de vida del ser humano. Hoy, su pensamiento sigue siendo objeto de interpretaciones y reflexiones, manteniendo vivo el legado de este particular ‘Nostradamus’ oriental.
