¿Hay que separar al artista de la obra? La Universidad Francisco de Vitoria opina que no.
El sacerdote esloveno Marko Rupnik, de 68 años, era una auténtica estrella del arte católico. En otras palabras, de los mosaicos religiosos. Tanto es así, que algunas noticias de hace más de una década le presentaban con títulos tan alegres como “el Miguel Ángel del siglo XXI“, puesto que algunos de sus mosaicos pertenecen a la capilla Redemptoris Mater del Vaticano o decoran la cueva de San Ignacio en Manresa, Lourdes o una iglesia dedicada al Padre Pío al sur de Italia (en San Giovanni Rotondo).
En otras palabras, Rupnik era considerado hasta hace poco un artista que pretendía “dar testimonio de Dios y del hombre”.
Sin embargo, en 2020 se descubrió que presuntamente había abusado sexual y psicológicamente de una veintena de monjas durante los 90. Es más, también salió a la luz que en un primer momento había sido excomulgado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aunque después se le levantó el castigo porque, según se señaló, el caso “había prescrito”.
Rupnik era considerado, hasta hace poco, un artista que pretendía “dar testimonio de Dios y del hombre”
Los presuntos abusos salieron a la luz cuando un diario italiano recogió las declaraciones de una mujer que le había conocido a mediados de los 80, la cual contaba todos los abusos a los que presuntamente había sido sometida a lo largo del tiempo. Se descubrió más tarde que decenas de religiosas de la Comunidad Loyola de Liubliana (fundada por él junto a la hermana Ivanka Host en los 90) también le habían acusado.
Pero la historia no acaba ahí. En septiembre de 2022 volvía a protagonizar titulares, esta vez porque los medios se hacían eco de que el Papa Francisco (desde el hospital) lo había expulsado de la Compañía de Jesús. Sin embargo, la Diócesis de Roma no reconoció ningún delito, lo que llevó a que cinco teólogas de prestigio (Fabrizia Raguso, Mira Stare, Gloria Branciani, Vida Bernard y Mirjam Kovac) escribieran una carta dirigida al Papa, a Angelo Donatis (vicario de Roma), a Matteo Zupp (presidente de los obispos italianos) y al cardenal Braz de Aviv, aludiendo que “a la Iglesia no le importan nada las víctimas”.
¿Y dónde entra la Universidad Francisco de Vitoria en todo este jaleo? Lo señalaba el medio Catholic News Agency hace apenas unos días, ilustrando así su noticia: Universidad española cancela proyecto de capilla de Rupnik. Inicialmente, el sacerdote iba a colaborar estrechamente con la institución, pero apenas tres meses después de iniciadas las obras “la universidad decidió pausar los trabajos relacionados con el programa iconográfico a raíz de la información publicada sobre los abusos sexuales cometidos por Rupnik”.
Desde el departamento de prensa de la Universidad Francisco de Vitoria han insistido a El Confidencial que la colaboración está pausada, aunque las obras han seguido su curso, y que no hay mucho que añadir al respecto. “Nos enteramos por prensa y hace un año mandamos un comunicado diciendo que ante la información que nos había llegado pausábamos la colaboración. No había empezado a trabajar, teníamos la idea de colaborar pero al final no se hizo nada. No obstante las obras han seguido su marcha y esperamos que terminen este año”.
“Sí que hay diferentes colaboradores, en una capilla participa muchísima gente además de los arquitectos. Al final es una pena, una capilla en una Universidad católica es algo muy importante y este ruido externo lo desvirtúa”, añaden. La idea de la capilla es que tenga capacidad para más de 500 personas y albergue zonas para eventos, reuniones y un centro de interppretación de la fe. La obra, (compuesta por el templo y centro de formación de la fe) se está llevando a cabo siguiendo el proyecto de los arquitectos Emilio Delgado y Felipe Samarán, profesores del Grado en Arquitectura de la UFV.
“Esperamos que en el futuro podamos ver en la capilla obras como el’ Cristo resucitado’ de Antonio López que tendrá cinco metros de altura”
Según otros datos proporcionados por la Universidad a este medio, el ábside estará cubierto de pan de oro (según el diseño de Alberto Guerrero Gil, con colaboración de alumnos y profesores de Bellas Artes junto con su director, Pablo López Raso).
Destacarán también el viacrucis interior en bronce, obra de Marcos Lozano Merchán y, se espera que en el futuro “podamos encontrar obras como el Cristo resucitado de Antonio López que tendrá cinco metros de altura y estará situado frente al acceso principal de la capilla estableciendo un diálogo visual entre el cristo crucificado y el cristo resucitado. La capilla se irá completando a lo largo del tiempo como habitualmente pasaba en los templos históricos”.
¿Hay que separar al artista de la obra? La Universidad Francisco de Vitoria opina que no.
