Hoy en día, las personas son más conscientes de su salud. Millones se han inclinado por ejercitarse y llevar una dieta más saludable, pero cuando esto cae en la obsesión, el comer bien, puede convertirse en un mal hábito.
Una fijación con la alimentación sana, puede terminar en una relación no saludable con la comida, a lo que se le denomina ortorexia, una obsesión patológica e irracional por comer sano.
Marlenín Fernández, especialista en Nutrición Dietética y Dietoterapia, manifiesta que “esta angustia por la comida saludable conduce al individuo a desarrollar patrones de alimentación inflexibles que van más allá de una simple preocupación por comer correctamente, convirtiéndose esto en el único objetivo de su vida”.
Agregó que “ser consciente de lo que se come y mostrar interés por una alimentación saludable, pueden ser medidas que en general ayuden a mantener y potenciar la salud y el bienestar.
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Sin embargo, llevadas al extremo, pueden afectar de lleno la vida cotidiana de las personas, y aunque todavía son escasos, los estudios en torno a la ortorexia parecen confirmar que detrás de esta obsesión por “comer limpio” subyace con frecuencia un trastorno psicológico caracterizado por un cuadro obsesivo-compulsivo que conduce a restricciones alimentarias severas con complicaciones físicas y emocionales, incluyendo la carencia de nutrientes y el aislamiento social grave”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial se estima que entre un 28 y un 30% de la población presenta este tipo de trastorno alimentario.
La nutricionista afirma que, aunque en nuestro país no tenemos información estadística confiable suficiente, se estima que la ortorexia va en crecimiento, aunque actualmente su diagnóstico no es tan frecuente.
Consecuencias
La doctora Fernández, del centro Cemdoe, explicó que en el plano físico, la ortorexia, puede traer como resultado, deficiencias nutricionales serias que, mantenidas en el tiempo, provocan enfermedades irreversibles como la desnutrición proteico-calórica.
