Ciertamente, es una insensatez hablar de halvings, gráficas y precios sin tener en cuenta la realidad de las personas y su contexto. Porque no se trata solo de números y líneas que parecen fáciles de predecir, sino de cómo los humanos usan el código que está detrás de todo. ¿Qué importa si un código se vuelve más escaso o más abundante si no consideramos el contexto humano?
¿Te has preguntado alguna vez qué pasó con los dinosaurios? Imagina que un día, un dinosaurio se despertó feliz y contento, listo para salir al prado a disfrutar con su familia y amigos. Como los pájaros que le cantan al amanecer antes de que salga el sol, el dinosaurio confiaba en que todo iba a ser igual que siempre. Es decir, predecía el futuro usando el pasado. Pero ese día, al mirar al cielo, vio una gran bola de fuego que se acercaba a toda velocidad. Era un asteroide que iba a cambiarlo todo. Sin embargo, su fe en el pasado era tan ciega que siguió pastando como si nada. ¿No crees que deberíamos estar más atentos a los cambios?
Te voy a contar una historia ¿Te gustan las historias de fe ciega? Se trata de una anécdota que me pareció muy graciosa e interesante. Fue un debate que tuve con un amigo sobre el futuro de Bitcoin. Resulta que estábamos comentando un tuit que hizo Michael Saylor, el CEO de MicroStrategy, que decía algo así como que Bitcoin sería para siempre. Yo le dije que nada es para siempre, y mi amigo me contestó que Bitcoin sí lo sería. Luego, cambiamos de tema y el mismo amigo que dijo que Bitcoin era eterno, argumentó que la humanidad seguramente se extinguiría en unas pocas décadas por las guerras y el cambio climático. Y yo, con un poco de maldad, le pregunté: ¿Y cuánto crees que costará un BTC después de que la humanidad se haya extinguido? Mis otros amigos se echaron a reír.
¿Quieres aprender a hacer pronósticos sensatos? Entonces no debes confiar solo en tus glorias pasadas y esperar que se repitan en el futuro. Porque el futuro no siempre está escrito en el pasado. A veces hay que abrir los ojos, voltear la cara y mirar hacia adelante.
Imagina que una persona no está produciendo como antes, pero sigue consumiendo igual. Sus ingresos han caído, pero sus gastos no. Obviamente, esa persona se está endeudando o se está comiendo sus ahorros. No hace falta ser un genio para saber que su estilo de vida es insostenible.
¿Podemos asumir que su patrón de consumo será igual en el futuro, basándonos en su comportamiento del pasado? O sería más sensato asumir que en este caso el pasado no se repetirá.
Resulta que los últimos tres halvings de Bitcoin ocurrieron en contextos muy distintos al actual. Es decir, las condiciones macroeconómicas del 2008 al 2021 son muy diferentes a las actuales. Todo parece indicar que se está dando un cambio de paradigma a muchos niveles, debido a los cambios monetarios, geopolíticos y logísticos.
La primera década de Bitcoin fue como una larga primavera, en el sentido macroeconómico, y ahora estamos entrando en una época de invierno. ¿Podemos usar los datos de los días de primavera para predecir el próximo invierno? ¿O sería más prudente adaptarnos a las nuevas circunstancias?
Es difícil decir con certeza qué pasará con el precio de Bitcoin en el futuro. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el contexto actual es muy diferente al de las últimas tres halvings. Por lo tanto, es posible que los datos históricos no sean un predictor exacto de lo que sucederá en el futuro.
Bill Gross es un inversor multimillonario que fundó PIMCO, una de las mayores gestoras de renta fija del mundo. Según él, los consumidores estadounidenses están gastando sus ahorros que acumularon durante la pandemia, pero se les acabará el dinero a finales de este año. Eso podría provocar una caída del gasto y una recesión económica.
¿Por qué Gross cree que los consumidores se quedarán sin efectivo? Porque la inflación se disparó a un máximo de 40 años el año pasado, impulsada en parte por la ayuda pública durante la pandemia, las rebajas fiscales anteriores, los tipos de interés cercanos a cero y la inyección de dinero del gobierno mediante la compra de bonos. Además, los precios también subieron por las interrupciones en las cadenas de suministro globales causadas por el virus y la invasión de Rusia a Ucrania.
La Reserva Federal ha reaccionado subiendo los tipos de interés por encima del 5% desde la primavera pasada, y prevé más alzas. La inflación anualizada ha bajado desde un pico del 9,1% en junio pasado al 4% en mayo, pero sigue estando muy por encima del objetivo del 2% de la Fed.
Según su tuit, la opinión de Gross es que la Fed está demasiado centrada en subir los tipos para combatir la inflación, cuando los precios están subiendo en parte porque el aluvión de dinero público durante la pandemia todavía está impulsando la economía. Él espera que ese viento de cola se disipe en cuestión de meses.
El llamado ‘Rey de los Bonos’ no es el único que pronostica una crisis de liquidez. Por ejemplo, Michael Burry, famoso por ‘La gran apuesta’, ha señalado que los consumidores se beneficiaron de los cheques de estímulo, los préstamos condonables, las ofertas de refinanciación y el apoyo fiscal indirecto durante la pandemia. Bajo la presión de una inflación histórica y unos tipos de interés en rápido ascenso, empezaron a ahorrar menos, a endeudarse más y a usar el dinero que habían guardado, abriendo la puerta a una caída del gasto y un golpe a los beneficios empresariales, dijo Burry.
Las gráficas y los datos del pasado son útiles como referencia, pero no debes confiar en ellos ciegamente. A veces, lo que pasó ayer no tiene nada que ver con lo que pasará mañana. Es como cuando le anuncias a un amigo la muerte de un conocido en común. “Pablo, Pedro murió anoche.” “¡No puede ser! Pero si lo vi hace una semana.” Bueno, pues así es la vida. Las cosas cambian. El futuro no está escrito en el pasado. A veces nos toca mirar el futuro con más sensatez y racionalidad.
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