Durante milenios, las religiones ha decidido lo que la gente puede y no puede hacer. Tras muchos esfuerzos, las democracias rompieron estas cadenas, pasando a regirnos por las leyes votadas por todos. Ahora volvemos a la Edad Media, porque los bancos y los sistemas de pago se han convertido en la nueva Inquisición, sin que nadie les haya legitimizado para ello.
Hace unas semanas, Steam y otras tiendas de videojuegos eliminaron todos los juegos para adultos de su catálogo. Entendamos contenido adulto como erotismo y sexo, porque la ultraviolencia sádica es también contenido adulto, y nadie se mete con ella. De eso también voy a hablar.
Desde ayer, PayPal también ha desaparecido como forma de pago en Steam en docenas de países. Ya solo funciona en la Unión Europea, Japón, Reino Unido, Australia, y Estados Unidos. La razón: un banco muy poderoso no acepta pagos en Steam porque vende juegos para adultos. Aunque ya no lo hace.
La falsa moralidad de los bancos y sistemas de pago
En un comunicado enviado a la web Rock Paper Shotgun, Valve ha reconocido lo que pasa: “En este caso, uno de los bancos adquirentes de PayPal decidió dejar de procesar cualquier transacción de Steam, lo que impidió el uso de PayPal en Steam para varias divisas”.
Supuestamente también ha ocurrido lo mismo con MasterCard. Ella lo niega, pero los bancos censores aluden a una norma de Mastercard para cancelar los pagos de Steam.
Se sabe que, desde hace años, grupos ultrarreligiosos cristianos están presionando a los bancos para que no acepten pagos de empresas que venden contenido para adultos. Ahora estos grupos se han centrado en los videojuegos.
Hay que tener claro que el contenido erótico o pornográfico para adultos es legal, siempre que los participantes sean mayores de edad. En los videojuegos los participantes ni siquiera existen, son personajes de fantasía.
De forma incompresible, algunos bancos y sistemas de pago han cortado pagos con Steam y otras tiendas por vender contenido para adultos, cuando dichas plataformas se ajustan a la ley: los juegos no contienen contenido ilegal, y solo están a la venta para mayores de 18 años.
Así que ahora los bancos y sistemas de pago deciden sobre la libertad sexual de las personas, un derecho legal. Incluso sobre las cosas con las que fantasean, porque un videojuego es una fantasía, con personajes que no existen.
El sexo es el diablo, la ultraviolencia es buena
En una democracia, quien debería decidir si un juego se pueden vender o no, son las leyes, no los sistemas de pago. No tienen legitimidad para hacerlo. Pero hoy en día, cuando casi todas las transacciones son digitales, su poder es enorme, y las tiendas han entrado en pánico al ver que cancelan los pagos, si no hacen lo que ellos dicen.
Lo irónico del asunto es que ver una teta en un videojuego para mayores de 18 años es pecado y te cierran la tienda, pero puedes asesinar cruelmente a cientos de personas, cortar cabezas con un hacha, torturar de forma sádica a un prisionero, y otras cosas aún más horribles que ni me atrevo a escribir, y no pasa nada. Es la falsa doble moral de estos grupos ultrarreligiosos, y de los bancos.
Se ha machacado a las criptomonedas por muchas cosas, pero mira por donde, al final es el único oasis de libertad en donde puedes comprar contenido legal, sin que te vigilen y te censuren grupos religiosos, bancos y servicios de pago.
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